jueves, 30 de diciembre de 2010

Paisajes de una paracaidista, de Marta Antonia Sampedro

No temas a la felicidad de los ratos,

si como el perro solitario
que busca la suerte en las calles
un día encuentra calor en las aceras
la felicidad en el escondite espera
porque los paisajes de vida
son y debes de asumirlos cambiantes,

no temas a la felicidad de los ratos
porque la vida es fascinante y triste
y como la paracaidista en el vacío
con un leve movimiento
o un reflejo en desespero
acierta la cinta donde caer sin lesión
y proteger sus rodillas.

La vida tiene sus cajas de regalos
y sus cuerdas de tentación,
y como el adicto irremediable
que se abstiene de buscar
un día despierta sin deseos
porque bajo la almohada sus sueños
se han consumido por cansancio lento,

no temas a la felicidad de los ratos
con dios y sin dios siempre hay adioses
porque la vida con sus tiempos
te dirige al historial de tus actos
y como un payaso que ríe
al rato estás llorando
pero eres el mismo melancólico y burlón
porque la felicidad se ha marchado
tornando a placer tus ojos secos o mojados,

no temas a la felicidad de los ratos
y saca tu pañuelo manchado de espantos
donde caen tus lágrimas y tus labios
porque inevitablemente ser bueno y malo
dependerá siempre en cómo están tus manos,

no temas a la felicidad de los ratos
y sé libre de odios y presagios
y sé esclavo de tus coherencias
porque de nada valen sangres ni esfuerzos,
cuando tus bolsillos estén vacíos
o tus carnes y tus sueños sean comercio de otros
sólo te quedará exilio y llanto
y quién sabe tal vez guardes la cinta
que en tu mínimo recuerdo te auxilie
cómo eran tus pasos tan cerca o lejanos,

no temas a la felicidad de los ratos
y mantén tus huesos a salvo
teme a la jauría de los galardonados
porque es posible casi seguro
que sus victorias sean a tu cargo
y tú en tu pasmo no veas
que la felicidad más sencilla está a tu lado,

no le temas a la felicidad de los ratos
y mira cómo la luna de la noche
te dice que el mundo es redondo
y a veces en su proyecto casi plano

y no tengas el miedo a morirte
las veces que necesites
porque es el modo de vivir contigo
a cada nado de un naufragio,

no le tengas miedo a la felicidad de los ratos
y piensa en primaveras
y no olvides el buen invierno
que es el dormitar de las higueras,
como una piedra que observa
que nada es casual ni pasajero
mira sonriendo cómo en el volar de las aves
encuentras el sentido ético de tus cambios,

no le temas a la felicidad de los ratos,
y no tengas hambre de personas
que pienses te ayudarán a pasarlos
porque tal vez aderezado
te sirvan en su plato
y ya no seas sino futuro digerido
donde ni tú te reconozcas sano,

cómprate –es gratis- tu espacio,

no temas a la felicidad de los ratos,
no temas a la buena o mala vida
no sueltes tu cinta,
vive contigo tus años.

(C) Marta Antonia Sampedro Frutos

viernes, 24 de diciembre de 2010

Duraznos en la niebla, de Marta Antonia Sampedro




¿Y si Jesús, en vez de en un establo,
hubiese nacido de madrugada
en un puesto de duraznos en la niebla?



Fotografía de Rafael Cruz.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Mucio y las nubes, de Marta Antonia Sampedro

Hay días en que olvido
mi propio ánimo sin verso
y en la sombra del invierno
pensando en Mucio regresan
las nubes que jamás preguntan
cuánto pesan los días por dentro,

dejo entre los dedos yertos
la convicción de las leyendas antiguas
donde uno es siempre uno
al margen de los vientos
y los nombramientos,

así voy de leyenda a historia
sin que me alteren los olvidos
o las nostalgias a los ruines
y sus coletillas adversas
con sus boletos de chinches,
porque pienso en Mucio
cada vez que quiero versos,

miro los retratos presentes,
de los que son incapaces
pues jamás lo fueron
de prestar su alma y menos aun venderla
a quien esclavo o libre pretendan,
y viene con ellos Mucio
dejando su brazo sobre la hoguera
por una lealtad a sí mismos
y un amor extraño pero amor
que por serlo ve sus rostros
en las paredes con sospecha roja,

y en la sombra del invierno,
sin más preámbulos que un sueño,
encuentro a Mucio el zurdo
podando sus nubes con fuego.

lunes, 6 de diciembre de 2010

La vida comprendida, de Marta Antonia Sampedro

Comprendo la vida

donde no hay silencio buscado

sino un canto de arroyos

abriendo las bocas de la tierra,

sobre las uralitas de la vaquería

estorninos fríos vuelan

junto a las torcaces de papel de aire,

vienen los perros a espantar olores

los mastines poderosos cruzan

el camino de La Tortilla

y sus mantas de húmedos algodones,

y la vaca muerta abriendo

por última vez su vientre

no piensa en dios o el amo

quizás en las nubes de diciembre

es de vida su mayor sensatez palpable,

las hojas de las higueras engendran

ciempiés quietos color piedra

dormidos en bostezos de lluvia y niebla,

comprendo esta vida inesperada en cielos

donde no hay respuestas ni sentencias

sino las voces perpetuas de las ramas

y sus reflejos en las acequias,

ignoro el tiempo que otros cambiaron

a una realidad que contra mí inventaron

sin que me toque mal pensamiento o recuerdo,

y comprendo la vida de este modo

el abaniqueo del sol escondido

donde nadie existe ni siquiera yo,

pasan los días en las nubes eternas

que me mostraron esta claridad verde y campo

desde antes de recordar que pienso,

y respiro profundamente el viento

de este Jaén hermoso

que limpia de materia absurda

cuanto fui anduve o pensé

antes de comprender la vida

en tantos años un momento.

(2010)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El tiempo borra la tinta, de Marta Antonia Sampedro

El tiempo borra la tinta
la expande como nubes de otoño
en el papel herido,
cálidamente,
entre sueños
adioses y delirios,
dónde se irán las sílabas
y las tildes manchadas
de pensamientos,
entre azules y blancos
anda la vida del poeta,
sentado en el ensueño
recuerda el tiempo que yace
en el papel del ayer,
el tiempo borra la tinta
de los que escriben sintiendo
y los encamina a recordar
que todo lo vivido no fue más
que una verdad escrita,
aquella que los refuerza
a golpe de consonante
donde el sentimiento
los alimenta de esfuerzo,
nada puede hundir
a quien sabe cómo la tinta se borra
quedando el tiempo vigente,
la fortaleza que permita
continuar más allá de la letra adversa,
y observa cómo en el membrillo
se posa el gorrión hambriento,
y echa el pan bajo la lluvia
o en la niebla azul del poema,
mientras el mundo gigante
se alimenta de perversión,
el poeta queda al margen
al abrigo de su tinta borrada
en las alas de salvarse a tiempo.
(2010)

lunes, 8 de noviembre de 2010

Nada queda en los ojos, de Marta Antonia Sampedro

Pasarán tras el cristal
los otoños de las inspiraciones
y los vientos que agitan la higuera
dormirán para soñar los veranos
donde todos los amaneceres pertenecen
al poeta intérprete de sendas,
los cristales de las nubes
cayendo temblorosamente grises,
los vuelos de las hojas teñidas de sílabas
cruzando allende los campos de vahos,
nada existe en los ojos
todo duerme aparente,
se enfrían las lilas
rebosantes de tierra
despiertan las gardenias
que tenues alardean,
ningún permiso pide la luz
y se posa sobre las ropas,
pasarán tras el cristal
los tiempos de las letras
y los recuerdos que cruzaron
en crucigrama los sentimientos
morirán sin adioses ni tristezas,
para abrir caminos
donde la vida se refleje
en los versos del viento.

(2010)

martes, 26 de octubre de 2010

Dormía la noche en tu día, de Marta Antonia Sampedro

Dormía la noche en tu día
el anillo de mil recuerdos
y los versos comenzados
un nueve de nuestros mayos
en torpezas de juventud,

quién te hizo el daño
donde tu voz quedara
apaciguando…

la muerte,

anestesiando…

tu dolor
que te robara un suspiro
en desesperanza,

apenas la noche descansa
adonde te has ido para el resto
del otoño eterno sin hojas
en los agotados por última vez,

malditos sean los que viven
para morir a los que aman,

el cielo se rompe
con la luz de la luna,
tu cuerpo se ha roto estrellado
con la tristeza insuperable
del terror al desamor,

aquel cuerpo que amé
aquella risa que amé
todo cuanto de ti amé
y a veces sueño
y se ha perdido hoy,

malditos sean los que viven
para apagar la sangre
de los amantes que tuvieron futuro
entre sus tiernas manos,

ya no existe el mañana
que este hoy mató a llanto,

sólo queda un anillo guardado
un recuerdo de nuestros quince años,

malditos sean los que buscan vida
devorando sentimientos,
malditos monstruos
que sobreviven
a cambio de las muertes
de quienes los creen.


(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2010)

viernes, 15 de octubre de 2010

La estrella de cada noche, de Marta Antonia Sampedro

En la noche como siempre
la estrella aparece en su letargo
sobre la luna o bajo el charco
de los callados barrios
y en la cola del caballo atado
donde el aire duerme en sigilo,
el otoño cruje en las nubes
soportando el tenso futuro
los caminos se apresuran
se esconden en las huertas
las minas abandonadas
el sudor del bárbaro olvido
de los hombres que agonizan
en los recuerdos de las sangres
y las toses ácidas del desespero,
nada se oculta a la estrella
de la noche como siempre,
pasan los perros abandonados
que todos conocen solos y sin nombre,
las hormigas lentas sacan dientes
a la tierra malherida de avaricias,
y todo como siempre
es la estrella de las noches,
quien dirige al obrero a su guarida
al rico a su codicia y cuentas
a los santos a las cuevas
y a los demonios a la pesca,
seguramente la vida deberá ser
aquello que nos recuerde
en lo más alto en lo más hondo
de lo que somos al ver la estrella mudos
sin pasados y los dedos sin días,
el presente nos late rápido
en los pechos dolidos y las mentes perplejas,
los sentimientos quedan como siempre solos
al lugar donde por derecho pertenecen,
nadie nos ama tanto como el propio corazón
golpeando a la razón hacia la estrella,
la noche como siempre es nuestra
sorteando caminos de obras
y a lo lejos queda sin lugar
la perversión humana de los tiempos
donde el malo se cree bueno
y la bondad se valora en céntimos,
ojalá en las noches se escuche
el suspiro de la estrella como siempre
el sueño nos abrume de posibilidades
y la realidad que nos confunde
nos transforme en valientes.

(2010)

viernes, 8 de octubre de 2010

Bajo el cielo de octubre, de Marta Antonia Sampedro

Se abrieron los ojos de la higuera
de mañana, cuando mi madre llegaba,

lenta, anciana, risueña, clara,

mi madre alzó la mirada,
le dijo Eres un hermoso árbol
que el señor te cuide en las tormentas,
y ella le contestó con luz de estrella
en sus hojas de lila alba,
Señora es otoño y sueño,
siempre sueño con su llegada.

La mañana despertaba
cuando mi madre llegaba,
alegre, cansada y guapa,

al poco cielo abierto
dormíamos bajo el cielo de octubre
y cientos de tejas árabes,
los gallos cantaban lejos,
mientras yo soñaba con mi madre
en la realidad de mi casa,

con sus manos y su cara,

y al abrir los ojos
el sueño de octubre
nos hablaba con la mañana.


(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2010)

martes, 28 de septiembre de 2010

Poema de tus ojos que recuerdo azules, de Marta Antonia Sampedro

Tus ojos eran miel para los míos
donde miraba las rubias hojas de los trigos,
mas los recuerdo azules
en los sueños profundos de los poemas,
azul de camisa azul manchada de cielo,
mejor dicho el cielo en tus ojos
en el Guadalén de un Linares desierto
y en las huellas de los granados mordidos
por las pequeñas abejas de papel,
tus ojos eran mis noches
de búhos en vuelo y romeros
mis mañanas menos agrias
la exenta tristeza dejada
la espera de tus azules,
tus ojos cortando el rastro
de la estrella fugaz del verano
sembrando las ondas de los barcos,
tus ojos que recuerdo azules como esta tinta,
tus ojos que eran miel,
tus ojos que sueño azules…
de qué color serán ahora sin amor.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Desventajas compatibles, de Marta Antonia Sampedro

Bécquer supo del amor
y de las golondrinas
que a los balcones sus nidos a colgar
llegaban en primavera,

y nadie se para a pensar
cuánto esfuerzo cuesta hacer un nido
donde no lleguen los gatos o las malas lunas
ni el cansancio que parte los sueños,

con la vida observo
que ser poeta tiene
muchas desventajas compatibles
con los poemas,

entiendo de otoños y de gorriones
que a los patios silenciosos regresan,

no buscan amor,
no tienen prisas,
no hacen nidos
ni en las higueras
ni en los huecos de los tejados
corrigen ni una tilde,

pero lloran
y ríen y piensan
y dicen no y dicen síes,

nunca mueren los gorriones
aunque por dentro se sientan muertos,
como nunca mueren los poetas
aunque por dentro se sientan medio vivos,

la fortaleza de los gorriones
es compatible con los poetas
porque juntos mueren o viven
en los silencios de los patios
cuando las golondrinas rompen
sus alas una y otra vez sin amor
tan a lo lejos de los suelos.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los murciélagos que no lloran, de Marta Antonia Sampedro

Cualquiera observa que está ebrio de olvido,
escapado y en sosiego de ceguera
en el fin de sus peldaños,

está sentado con sus ojos de pus,
-a veces las lágrimas convierten
el dolor en pomada-,
y su pecho ya no se mueve
ni con oxígeno prestado del 061.

¿Dónde están sus hijos?
Culpándolo.

Sus brazos caen de la silla,
su boca muerde la silla,
¿dónde están los de su rh?
Volando con los murciélagos
que no lloran.

Ojalá alguien sepa que está muriendo
y ojalá y la noche no esté extraña
y reconozca el día su debilidad
en el suelo sin raíz que lo ampara.

¿Dónde están sus hijos?
Construyendo el cielo duro
donde no podrán volar
por el peso agrio del recuerdo.

Los mosquitos lamen su vaso,
el aire reseca sus labios que no hablan
y como otra noche pensará
que la muerte ronda su ventana
y la mañana será más fuerte
que la oscuridad de los murciélagos.

¿Dónde están sus hijos?
Entre motivos para seguir el baile
de alas cortas
donde el amor es un clavo ajeno.

La mañana sentencia
que está muerto
-naturalmente muerto-
de muerte natural a olvido.

¿Dónde está su amor?
Con su obscenidad perversa
rezando como lobo hambriento
que una presa lo crea bueno.

Los aviones pasan la noche simulando estrellas,
y mientras el sacerdote habla con Dios
con adioses los murciélagos que no lloran
se preocupan del hombre que no tuvo pasado
-y qué les dejara en herencia-
a pesar de tener sus genes,

y siguen con la vida en vuelo oscuro
sin lágrimas que derramar.
(2010)

jueves, 19 de agosto de 2010

Ellas saben que partiremos pronto, de Marta Antonia Sampedro

Saben las amapolas que ya se parte el tiempo
cansadas de mirar luciendo su lino crudo,
porque ya no amanecerá un mayo despierto
ni un febrero posará golondrinas rápidas
en las chimeneas de los guisos,

vendrán otros tiempos donde todo sea reposo,
dormirá la abeja en la pared y el estornino en la higuera,
y nada cambiará el destino de estas amapolas,
decidí,
Lucirán su reposo como el sol en agosto,
Pensé,
Vamos,
los hinojos quemarán nuestros espantos.

Ellas saben que partiremos pronto
a otro espacio de paz y silencios,

ellas conocen el tiempo caduco
el aire estancado y agrio
de estas paredes de recuerdos idos,
y suspiran en su trapo rojo
y esperan en su ventana blanca
el orden de tiempos,
Vamos,
vamos pronto.

Saldrán de esta luz envuelta en ruido
y quizás un día no muy lejano
amarán a otras amapolas,
-de las que viven con agua y con ella mueren-,
y quizá,
seguro,
aprenderán a diferenciar su lino crudo
de una nube y el cielo azul.

(2010)

martes, 10 de agosto de 2010

Tu piel envuelta en barro, de Marta Antonia Sampedro

El cielo violeta
los pájaros a la fuga
las calles espantadas
de pisadas y de gritos,

el cielo negro
las ventanas mudas
el corazón con pausa
de paisajes y de sueños,

cae la lluvia en música
la ciudad está quieta
la ciudad se atemoriza
recuerda que hay tormentas,

y entre faxes y escáneres
anuncios y techos viejos
me vienes al pensamiento
envuelto en barro color rojo
y perfume de tronco roto,

la tarde se mueve borrosa
las nubes se quejan ilesas
y yo quedo envuelta
de recuerdos y de prisas,

los ríos toman la tierra
de hojas vencidas y cadáveres
que no supieron mirar
en los fondos de los cielos,

las calles se pintan
de arena forastera
y no hay nadie ya
no queda sino agua,

el agua que es sabia
el agua que llena
el agua sabe bien su lugar
y a nadie espera,

me tortura la tarde
de tu piel envuelta en barro
por los desfiladeros del peligro
donde los grajos pasan hambre,

ojalá siga lloviendo
y el barro sea un lago
donde la tarde se ahogue
donde no haya ni silencios,

vendrán otras tardes
donde agosto sea cierto
y no haya muerte
y no haya miedo,

tu piel envuelta en barro
me persigue esta tarde
y quisiera equivocarme
y quisiera limpio tu cuerpo,

se estrellan en el cristal
envueltos en agua los deseos
y paso por ser gusano o lombriz
y me cuento entre los muertos,

se marchan las nubes negras
y quizá como a veces pasa
el futuro es una ráfaga
que nunca anuncia invierno.

(2010)

viernes, 6 de agosto de 2010

Tu visita, de Marta Antonia Sampedro

A mi madre.
Tu visita es una entera nube
de agosto y campanillas,


tu visita concretará mi vida
y sabré por qué soy,


tu visita repasará mis arrugas
y las besarás en tus manos,

tu visita revoluciona mi casa
de recuerdos y de nostalgias,


tu visita es morder la tierra
y saber que nos une una raíz,

tu visita sacará de mis ojos
las tristezas antiguas
resucitando las risas,


tu visita traerá tu palabra
y al mismo tiempo
fundirá la mía,

tu visita será la fiesta
donde todos gritan no estás sola
aunque lo creas de noche,


tu visita repentina...
tu visita que añoraba tanto,
tu visita que está...

(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2010)

martes, 3 de agosto de 2010

La vida premeditada, de Marta Antonia Sampedro

No entiendo de estrategias
que me digan el fin de los días
cómo se dividen cómo se restan,

no entiendo de personas
que me aconsejen buenamente
la matemática de la vida,

una sabe muchas veces
que dos por dos son cuatro
pero dónde están los dos pares
y sobre todo en qué estado,

la ciencia de los hechos,
los pormenores y las trampas
la malicia del orgullo
y la bondad aparente
de los detalles miserables,

de día a día contando momentos
espero al hombre que aún no vive,
resumo el amor en un largo sueño,
y la vida premeditada queda
en quienes no entienden
ni de versos ni de sílabas
amontonando errores que ven claros
cuyas consecuencias lloran otros,

sabe el ladrón que robará,
el embustero que mentirá,
el devoto que dudará
y sabe el calculador contar,

y premedita la vida
en búsqueda de las riquezas
inmutable su boca traidora
o mirando a otro dios
para la matemática de la vida
del dos por dos siempre cuatro,

y en esta resistencia
digamos que nada práctica,
paso del sueño a la quimera
y del garabato al poema
en una vida espontánea
alegre aunque efímera.

(2010)

viernes, 30 de julio de 2010

Toros bravos y destinos, de Marta Antonia Sampedro

Dicen en la calle
El toro bravo
ha nacido para las plazas.

¿Como el pobre para el hambre?
¿Como el negro para el racismo?
¿Como la perdiz para la jaula?

¿Ha nacido el toro bravo para las plazas?

¿Como el enano para las burlas?
¿Como la cobaya para los laboratorios?
¿Como el ciego para el engaño?

¿Ha nacido el toro bravo para las plazas?

¿Como el dolor para el inocente?
¿Como el genocidio para las cruces?
¿Como la mentira para la verdad?

¿Ha nacido el toro bravo para las plazas?

¿Como el aplauso para la tortura?
¿Como la prostituta para el perverso?
¿Como el gasóleo para el cielo?

¿Ha nacido el toro bravo para las plazas?

¿Como la codicia para la destrucción?
¿Como las chinchillas para precio?
¿Como la luna para descomponer sueños?
¿Como la hierba para el fuego?

¿Ha nacido el toro bravo para las plazas?

¿Y para qué nació un ser humano?
Nadie dijo nada en la calle.

(2010)

Felicito al pueblo catalán, que ha prohibido las torturas públicas a los toros bravos, esos que salen de mi tierra andaluza para ser desangrados sin piedad y con aplausos de gente sin corazón. Moltes felicitats.

jueves, 29 de julio de 2010

La isla del llanto, de Marta Antonia Sampedro

Un ángel se me apareció en sueños
-creo que fue soñando,
de ángel tenía apariencia
con su cara barbilampiña,
y hablaba con soltura
de predicador de secta a comisión
y bronca voz segura-.

Me preguntó cuántas lágrimas
mis ojos verterían
para mi regreso a la vida
y a las ventas
de misas callejeras
para mi tesis de adivina.

Por decirle una osadía,
calculé una cifra desorbitada
-creo que estaba dormida,
supongo que aún vestida-.

Me tomó en sus alas de diseño
y en una isla me abandonó
lanzándome contra la arena fina.

Mis ojos lloraban tanto
para cumplir mi penitencia,
que vacilé de los retos anunciados
en largas siestas bajo encinas
acompañando a un santo de mentira.

Sonreí una sola vez
-soy mujer de palabra-,
recordando mi excesiva valentía.

Me expulsaron de la isla
por creerme fingida plañidera
y de lo abstracto espía.

A nado regresé,
perseguida por las estrellas
de las más oscuras cimas
patrocinadas por una marca
de bebidas.

Su brebaje sorbía,
conservado por las lágrimas
de la cobardía de los tristes,
y bajo la bandera de Singapur
vertí una ciénaga de esperas
en la aduana
de esperanzas perdidas.

Aceptemos que fue un ángel.
Que una isla era confesemos.

Pero yo sé que era una pena...

Al recuperar mi llanto habitual
me aparecí en sus sueños
desahogando mis carcajadas
reprimidas.

Desde esa noche no duerme,
sino cabezadas
entre cigarro y cigarro de chocolate
bajo en calorías.

Ya no cree en los milagros
que predica su empresa.

(2003)

lunes, 26 de julio de 2010

Y el mar que no está, de Marta Antonia Sampedro

Buscaré el mar que no está
el núcleo del recuerdo desbordado
subiré al monte quemado
por los truenos de las desidias
miraré en las cenizas los brotes
caminaré por las palabras borradas
desfiguradas sus inútiles sílabas
pensaré que todo se perdió
para encontrar lo buscado
volaré en el trajín de los gorriones
y beber en sus vuelos de rayos
traeré el ayer a tus manos
y los ecos que nos derribaron
escucharé sirenas de mayos
para pintar los barcos varados
tomaré mi parte de la vida
para desordenarla en tus brazos,

pero si un día no te encuentro
ni en las espumas de los amaneceres
ni en las noches de los presentes,

aprenderé a vivir sin ti una vida de roca
y el mar que no está en los ojos
volverá para salar mis labios.
(2010)

domingo, 25 de julio de 2010

La vida es un instante de un poema, de Marta Antonia Sampedro

Hoy es mi cumpleaños y si la alegría existe será esa la impresión que tengo. No porque cumpla años, que también, pues puedo decir “hasta aquí voy llegando con todo el equipaje”, sino porque soy feliz o digamos que voy adelante sin dolor y sin que las sombras me persigan repitiendo ecos que me son, en muchas ocasiones, ajenos o cercanos: el mundo y sus injusticias de pulsos monetarios, la presión de sentirse diferente, el odio disfrazado de amor y viceversa, las miserias de las gentes, la gente miserable, las traiciones de quienes mienten y nos intentan trastornar con su mundo de rejas... Me siento liberada del peso del dolor y sólo un poco de la nostalgia, esto último algo muy común en los poetas. Y es que parece difícil ser poeta cuando se es feliz. Seguramente en las obscuridades o en las debilidades se encuentra el fondo de lo denominado alma, que considero mezcla de corazón y mente. O es que vemos el lado no exhibido de los hechos y de ahí concluimos: La vida es un instante de un poema.
En este día de cumpleaños recuerdo a mis familiares mayores más añorados. A mi padre, que tal día como hoy de hace muchos años, segaba en las eras de Baños de la Encina, dando su jornal de trabajo duramente para mantener a la familia con dignidad obrera. A mi madre, de quien admiro su fortaleza, templanza e inteligencia, y que me dio la vida. A mi querida abuela Antonia, que siempre llevo en mi corazón y en mi nombre unido a toda letra que yo escriba; de ella aprendí desde muy niña, que el amor es increíblemente más fuerte que la muerte, y que ser valiente nos libra de muchas. Recuerdo a mi hermano José Joaquín, cuyas manos de niño se agarraban a mi falda escondiendo su timidez, la misma que lo hizo vulnerable y sensible en este mundo de locura permanente y de locos que se consideran salvados de la locura grave, y que dejó su excelente memoria literaria, convirtiendo la vida de papel en personas que sobrellevan, como mejor puedan, el olvido. Siempre mi hermano vive en mi corazón, nunca la muerte lo tendrá para sí, porque pertenece al amor de quienes lo amamos y a mi casa de hermana poeta y obrera.
Aunque recuerde con lágrimas a todos cuantos pertenecen a mi memoria, incluso en las tristezas me siento feliz, porque nunca me siento sola con la presencia de los seres que amo, aunque ya no estén presentes o la distancia, esa cruel compañera, los tenga en el recuerdo activo en vez de a mano con mano. Gracias a la vida, que nos dio una memoria compatible con el corazón, siempre tenemos la vía de no estar solos ni tristes.
Como bien dijo el poeta, “El mejor testigo es el tiempo”. Yo añado “La vida es muy rara”, y no es una frase simple, porque todos podemos comprobarlo diariamente.
Tengo recuerdos disponibles, sueños, amores, pensamientos, cinco dedos de amigos fieles, versos, paz, ideales, higuera, techo, lectores.... Así que hoy cumplo años y me siento feliz. Muy feliz de vivir. Y de amar viviendo.

sábado, 24 de julio de 2010

En el Norte, de Marta Antonia Sampedro

Palpaba el frío de las piedras
y sólo al cerrar los ojos el invierno
se tornaba en cualquier verano,
cualquiera de aquellos dulces veranos
vividos en las orillas de mi infancia.

La niebla era un fantasma enorme
con garras de acero entre las calles desiertas,
sonámbula avanzaba
por las nubes bajas del Norte
en mi destino sombrío y destartalado
que la emigración me regalaba.

Su manto se posaba perezosamente
sobre mis hombros,
con insistencia apagaba mis risas
de andaluza vencida
por el sonido de las máquinas y el progreso,
y al buscar la iglesia de mi pueblo
-Baños de la Encina desaparecida-
tropezaba con un autobús de obreros
helados y somnolientos.

A las cinco de la mañana nadie se levantaba
-todos ya dispuestos en la cadena-,
mis amigas aún dormían tan lejos
en su manta de lana,
y al compás de un enorme reloj
y de unos muertos tejados de chapa
hilvanando ilusiones perdidas
se vaciaba mi alma,
sueños y adioses hasta intuir el alba.

Mi lengua no era su lengua,
mi risa no era sus risas bajo la uralita
ni en las calles veía geranios
claveles o encinas
pero sin raíz debí seguir,
producir o morir era el lenguaje del Norte,
su himno el tintineo del precio,
los motores su bandera.

Y al recoger mi jornal a golpe de sirenas,
con atención contaba las monedas
culpables de que mis sueños y quimeras
mortecinos ya por los hilos y las madejas,
cosiera un sudario que a vivir se resistiera.

De chica contaba nubes y hormigas
bajo la higuera,
perseguía a los gatos sobre los tejados
que más tarde comían en mi casa,
pero allí ya no era nada,
acaso una lombriz a la luz de los focos,
ciega donde todos veían muy bien,
seca donde las vacas gordas eran gigantescas.

Aún escribía con líneas torcidas,
mis letras de escolar entorpecían mi canto
pero allí Lorca era un gitano
un campesino Machado y un pintor rico Picasso,
porque el Norte no cuenta versos sino salarios.

De ninguna parte me sentía.
Sólo Andalucía era mi llama perdida
pero me vomitó por ser pobre, inculta, chica.
¿Acaso al dejarme ir como a tantos de nosotros,
sin luchar contra la injusticia, me quería?

Y en el frío de las piedras
dibujaba un traje de gitana
para bailar por seguiriyas sardanas;
Valderrama me regaba con tarantas,
Farina por pasodobles con alegría
traía los recuerdos de mi tío Manuel
sentado con mi padre
preparados para la feria de Linares
y afinaban entre la niebla mis campanas.

Pero cuando mis dedos se helaban
reavivando los colores marchitos
de los recuerdos muertos entre nubes bajas,
me sentía que ya,
desde mi rota infancia era parte de nada,
tan sólo aire que la veleta del Norte tragara.


De la obra "Al Sur de las bajas nubes". 1996.

miércoles, 21 de julio de 2010

Enemiga Pena, de Marta Antonia Sampedro

Dónde se esconderá la pena,
que persigo para desaparecerla.

En qué instante mi alma altera,
ajetreo de recuerdos,
tan cuajada, pena.

Qué buscará de mí,
afecta a mi razón
en la memoria triste.
Tizón ardiente,
parcela común de arena
es su fin en las metas,
frondosas y muertas.

Parásito de mis tiempos,
de mí come y bebe
esta pena adulta crecida
cerrando mi boca,
abriendo un túnel
cuyo final esculpe aguijón
que la torna a levantar.

Dónde dormirá si duermo.
Qué soñará, altanera,
cuando sueño que se aleja,
y desde su escondite de espanto
me sonríe a medias.
Qué pensará cuando no pienso.

Pena que me abraza
y atrapar no puedo,
miserable sombra hechizada
ensortijada a mi cuerpo,
devorando yemas de sus reflejos.

Huérfana de tiempos,
enclavada en las aceras
mis pasos decreta,
indicándome sus atajos
que me vuelvan a su lengua.

Visitadora de siestas,
amaneceres y llagas
acecha sin tú verla,
versátil monstruo de riberas
que al portal se quiera o tema,
dueña de desiertos
a llanto cincelados,
sacerdotisa de penumbras.

Dónde tu puñal
marcará el fin de su fuerza,
y tejer, a hilvanes de acero,
la precisa medida de tu cadáver
velado ante ti, de batirse perplejo,
caído, deshecho armazón.

Dónde, Pena, te escondes,
que no sé nada de ti,
desde tu última carta,
con sellos de lágrimas
y remites anónimos.

¿Estás enferma?

Ni sístole ni diástole
te ampara ya de mí,
vendada pena,
labranza anegada.

(2006)

domingo, 18 de julio de 2010

Higuera de casa nueva, de Marta Antonia Sampedro

Ayer lloraba la higuera
herida por dos sierras,

treinta pájaros bebían sus lágrimas
y de testigos las salamandras
espantadas de temor
corrían por las paredes blancas,

Dejadme vivir, rogaba,
sesenta años pasaron
por mis raíces maternas,
vi dolor vi risa vi llanto vi amor,
no me apartes de tu vida
quiero ver tu dolor tu risa tu llanto tu amor,

la primera raíz tan lejos llega al río
y a esta tierra agua y nubes me acunaron
cuando tú ni habías nacido,
dónde quedarán mis moribundas penas
fluyendo en sangre de pozo oscuro y cemento
quiero ver tu dolor tu risa tu llanto tu amor,
dónde queda la palabra árbol...,

seré tu vigía
tu sombra
seré tu persona...,
seré a quien sueñes
cuando también tengas penas,

el aire olía a savia
y una nube se paró en el tejado
cuando los llantos de la higuera
se escuchaban por los patios,

Dejadme vivir,
dejadme vivir tranquila
con mis pájaros,

cesaron las sierras
porque lloró el corazón,
y entre sus hojas muertas
crujían sus troncos bajo el sol
mientras los pájaros bebían lágrimas.

(2010)

jueves, 15 de julio de 2010

No te extrañe, de Marta Antonia Sampedro

No te extrañe la vida
cuando el amor te llame,

tus pensamientos cambien
a cada mirada segura
y a cada letra tome paso
otra visión distinta y nueva
que te llene los días,

no te extrañe
que pierda más quien más ame,

no te extrañe que la vida te señale
no en la frente como a Caín
pero te sientas Abel maldito
por haber amado simplemente,

no te extrañe que las cosas pasen
no te extrañe que las cosas mueran
y no puedas ir a verlas o soñarlas
porque tu ser quedó partido
y está en tu página indeleble,

no te extrañe que tu vida tome
todos los caminos que pensaste
y luego perdido en la orilla
busques la onda que te represente,

no te extrañe que el mundo
ya no tenga ningún sentido,
y que sueñes sus manos sucias
y que veas sus ojos idos,

no te extrañe que el amor
se disfrace de odio por consuelo
y tu amor sea un nubarrón
que te persiga turbio y ciego,

no te extrañe que te digan otros
cuando el amor te llame,
No dejes tu corazón al aire,
no te extrañe.

(2010)

martes, 13 de julio de 2010

Singapur desaparece, de Marta Antonia Sampedro

Si por un instante
tu voz contigo viniera,
extinguido
Singapur
de mis venas,
esa frontera de estéril tierra
y aguas muertas.

Sin quiromancia,
fe o ciencia,
esas vallas alzadas
con falsa materia...

Y por las aceras ese Hola,
excelente día tengas...,
sin teclado multimedia
ni ratón conectado a red eléctrica,
y me sonrieras en la puerta...

Si tu abono a mis risas
me convirtiera en planta
sin arena o piedra,
jazmín simple del aire,
romero y tomillo en mi mesa
por sentir tu latido de palabra entera,
la caracola sin mar que suene
cuando pueda y quiera...

Porque así respiro,
ya en la puerta
con mi plano de aprendiza
incorrectamente poeta,
y tan segura y quieta...

Quién osará decir
que las raíces no mueren descubiertas
cuando el llanto aturde corazones,
sembrando invisibles rejas de tela
aceptadas como prisiones.

Asegurándonos que hemos muerto,
y el corazón envuelva como cierto
la hipótesis de los lamentos.

Amarrados por almas carceleras
genéticamente sin defensas,
atrapados en voz y cuerpo
en jaulas con puertas abiertas
seamos presos por ellas...

Y aun respirando las células
de las sierras diversas
insistamos en morir ayer,
nacido ya pieles deshechas
se derramen en los vientres
las primeras lágrimas umbilicales.

El horizonte de Singapur se aleja,
y aleja...
Todo el mañana de una vez
sin partículas de miserias.

Arando tenazmente
arterias nuevas,
taladas a risas las preguntas
que no broten
por no oxigenar
certeras respuestas.

Pasean personas altas, bajas,
alegres, serias, rubias, morenas.

Pero te anuncia
la lluvia de Gembloux,
con trazas luminosas
Andalucía de Oriente,
todo este Sur...

Te presiento en la llegada,
lo escribe la luz de la palabra.

Saludo sin vista
porque no llevo pasado
(sólo usado para aceptar edades
y diarios de naufragio,
escritos en venganza
porque Singapur se mueve
resistiéndose al exilio
de los sublevados).

Pasa el autobús, es el Siete.

Lleva a ninguna parte,
todos lo saben desde siempre
(viene en el callejero de la ciudad
destacado signo preferido
por el departamento
de inseguridad personal).

Lleno va de gente.

Unos envueltos en silencios,
otros reclamando Pare, chófer,
es mi viaje urgente;
contraje el mal del miedo,
siento vértigos
al comprobar sentimientos,
náuseas por decidir
quién a solas soy,
sin presente...

En su recorrido
el billete no se exige,
es una opción del pasajero.

Y por las ventanas selladas
nadie escapa de los espejos,
un laberinto formado
en la ausencia de la mente...

-¿Singapur?...
Un desengaño más arriba.
Todo curvas, tiene pérdida.
Usted se lo piensa.

-¡Allí no está Singapur!
¡No perdamos el tiempo
conversando con ésta!
(... va descalza,
y en vez de oro cuerdas).

-Mi patria es la tierra,
ninguna bandera lleva,
y piel son mis suelas...
Singapur es
cuando una quiera olvidar
aquello que el corazón segar deba.

-¡Extranjera!...
¡Qué sabrán del porqué
las cosas se ordenan!

Consulto mejores cableados
observando
que los gorriones vuelan.
Revoltosas nubes
preñadas de tierra
picotean almendras verdes,
moscas yertas.

Qué algodones
sus plumas tiernas...

Los mapas
donde Singapur no sea.

Y en los cielos de Otoño
un rayo tiembla a teléfono
en las paredes de mi vuelta
al presentimiento
de vías nuevas.

Y aprisa mi espacio recupero
con tus plantas pintadas en Gembloux
y el astro cálido de mis letras.

El ascensor está averiado
cuando Singapur se mueve,
y una vecina me dice Buenas,
yo contesto Puede salir, María,
ya ha pasado el Siete.
Que tenga suerte...

Porque quieres y deseo,
y suena entre los brotes nuevos
una insurrecta de la pena...

Volcán de la amistad
dirige Singapur
al extremo opuesto de la tierra
que mis pies ya no pasean.

De Gembloux a Linares
Singapur no está
(tengo el borrador en mis dedos
por si aparece disfrazado
en miel o abeja).

Queda sola la acera.
Y pasa el Siete.

Sin que nadie sepa
que ya no para
en mi puerta.

domingo, 11 de julio de 2010

Helado y lágrimas, de Marta Antonia Sampedro

Con sus pocos recursos
con sus escasas palabras
le dice siéntate
mostrándole la silla
y abre las puertas de los coches
o limpia el sillín de la moto
para que observe su delicadeza,

ella no comprende por qué amarlo,

si tiene ojos de delfín
y le dice no fumes es malo
se parece al amor imposible
y le cuenta las veces
que el Rumblar se ha secado
y todas las cuestiones de la sequía
y los trajines del pueblo sin agua
olvidando sus escasas palabras,

ella no comprende por qué amarlo,

por las tardes la llama
y le pregunta si está bien
ella contesta tan insípida y tan rara
igual que esta mañana,

ella no comprende por qué amarlo,

y le dice cómo quieres el cuadro
de amapolas contesta
y él hay muchas amapolas
por ejemplo la de la sierra
no es igual que la de olivo
eso parece al no experto
claro yo no entiendo,

ella no comprende por qué amarlo,

si cada palabra es un acierto
una serie de verdades
pero ella sigue llorando en el parque
y él le ofrece su pañuelo de papel
no llores las lágrimas se agotan
y luego se echan de menos,

ella no comprende por qué amarlo,

sabes pintar lágrimas pregunta
no pinto eso queda desfasado
entonces las amapolas
claro esas amapolas que quieres
quedarán muy elegantes,

ella no comprende por qué amarlo,

tomemos un helado
para algo sirve el verano
además de las amapolas
helado con lágrimas parece surrealista
no digas eso trae mala suerte,

ella no comprende por qué amarlo,

si quieres olvidar un amor
tienes que tener voluntad
a mí me pasó y ni recuerdo el nombre
los hombres no sois iguales
cualquiera os vale
pero qué dices de eso nada,
Lucía se llamaba ahora me vino
ah como la canción triste,
sí pero a ella le gustaban los bodegones,

ella no comprendía por qué amarlo,

entonces por qué nos echamos de menos
yo a ti no te echo de menos
siempre pienso en él en ti no
eres tú quien me llama yo no,
bueno tomemos el helado
separaremos las lágrimas
y veamos cómo es el verano
para mañana poder pintarlo.

Ella no comprendía por qué no amarlo.

(2010)

domingo, 4 de julio de 2010

No la conocía nada bien..., de Marta Antonia Sampedro

... Si todas las cosas son cosas
aunque no mueran sino pesen
sobre todo en las mudanzas del corazón
y los espacios vacíos sin su amor
eran espacios sin los cinco sentidos,

no la conocía nada bien,

pensaba que con diez historias
inventadas por internet
-soy rico y adiestro los pensamientos-
y más faltas que letras
ella se sentiría la maga de los relatos
hasta el final de su vida sola por dentro
aunque con él y sus tempestades,

ella era capaz de cortar en dos el mundo
por su amor atrevido y sus manos
que nadie apretó en los ojos como ella,

dejarlo todo y todo quería decir
todo lo que no la conocía,

su casa a medio hacer,
sus poemas sin escribir
y un amor esclavo que se fugó
un sábado a eso de las doce a.m.,

los olivos y los caminos
que la vieron correr entre matorrales,

los psiquiatras modernos
los poetas sensatos
los espantapájaros desnudos,

no la conocía nada bien
y fue audaz en sus pensamientos torcidos
y sus mañanas a lágrimas de ella triste,

por él olvidaría
hasta la hora del reloj digital
y las pancartas de ideologías,

no la conocía nada bien
cuando escuchaba
Te amo para siempre
y luego el siempre enfermó
sin vacunas y sin fármacos,

él pensaba que el amor
es un ir y venir entre pieles
y gentes que te dicen lo bueno que pareces,

de modo que no la conocía nada bien
porque ella le pedía
sus pétalos de expresión,

por él escucharía uno y otro día
la voz trémula de la pobreza
añorando poco su vida de ráfagas
y pasaría penas de cosas
pero cebolla y amor
es pan de poetas,

no la conocía nada bien,
y por pedirle una sola verdad
él no soportó que la vida tiene
una guía realidad
que se evade con puro amor,

y un día triste ciertamente
los dos dejaron de amarse
tal y como él anunciara sin voz
pero digamos que sólo uno
dejó de amarse como dijeron
los datos de los pesimistas
al no conocerla nada bien.

(2010)

sábado, 3 de julio de 2010

Borrador de Vic, de Marta Antonia Sampedro

Jamás un poema
que a mis labios se posara
como beso de fantasma.
Igual que una piedra
la piel rozara vehemente,
ningún poema, Vic,
alguna palabra viva.

Al paso de mis pies helados
por tus calles y tejados pardos,
en mi fuente dejó de sonar
la risa que me parió a la vida,
y mi duende romero y trigos
cambiado fue por ti,
centauro de nubes bajas,
cantarina de ahogados ecos.

El monstruo que de niña
no supiera acobardarme
por los hechizos de la sierra,
me adentró en tus fábricas,
obrera hilando la mortaja
en batallas de sílabas aspadas,
andrajosa vendida
a los turnos de la muerte
(cinco de la mañana,
dos de la tarde,
y en la noche las diez
continúa la agonía obrera
que te abre, que te cierra
a vivir embrocada de vida)…

Y perdida en tus hojas muertas
teñidas de pueblos pobres,
no pude amarte, Vic,
protegida en mí no supe darme
(tan lejos quedó mi tierra,
y los chumbos de mi rica pobreza)…

Pageses, industrias,
carreteras nocturnas
aciagas y sin perfume,
perseguían mi sombra
comida a ruidos, jamás la traían…
Andalucía era aquel espejo
que creí eterno en mi inocencia,
ajena a tu veredicto de espera,
a devorar los dulces sueños
de niños para tu cosecha
(estériles, finalmente,
las venas inmaduras).

Envidiabas mis manos de niña,
el ínfimo salario de pequeños sueños,
y qué me diste tú, sino sentencia
de producto, artículo, negocio
(y contigo fui aprendiza de guerrera,
formada para el frente).

Y nunca me preguntaste
cómo era mi casa dejada,
qué hablaba quien me enseñara
a cantar y bailar
por los zaguanes abiertos.
Mi primera maestra,
qué amor quedó en las piedras.
Los pájaros que nos despertaban
sin la bendición de Dios,
ni qué color prefería
al teñir algodón despavorida,
encerrada en engranajes
para la prosperidad anunciada.
Obstinada en oler jazmines
en tus puertas clausuradas,
al regreso de otras lunas
que no hablen tu lengua impuesta,
que no se inclinen en tus iglesias
o remienden invisible bandera...

Mi poema que nunca te escribí
es un pobre borrador adherido
sin contar contigo, de recuerdos
que ni sabías imperfectos
en mi unión al cadáver,
de tu más simplista progreso.

Pero qué eras tú,
qué te formó triste y melancólica,
donde una habanera suena
a réquiem por un pueblo perdido…,
sino aquello que te hiciera
esclava de tu miseria,
la persistente soledad industrial,
controlados los verbos productivos…


Abre tu puerta a la rumba,
al color negro
que espante esa niebla tuya
que te envía al refugio
y a los cuernos sangrientos.

Deja que suenen los tacones,
que cualquiera te lleve
a corazón el paso.
Ser tu amante más alegre
que desaloje tu vida plana.

Que las lenguas siseantes
se entreguen a carcajadas,
en catalán o lenguaje universal
que sólo nos define humanos.
Y el monstruo de ti,
ese lamento que se oye
en tus entrañas, huya.

Sea tu símbolo más protegido,
la gente, desarmadas las ruinas,
historia borrada la explotación
de tierna carne, y pensamientos
de otros dignos pueblos que lloran,
en sus adentros,
la nostalgia del hogar
que los nutrió de vida.

Y que el papel, sea papel.
Y recuerdos los recuerdos.

(2006)

miércoles, 30 de junio de 2010

Sueño de viernes, de Marta Antonia Sampedro

El viernes soñé que estaba en Perú,
en sus mercados de papayas y flores
en sus llanuras de arena de montaña,
la luz pálida en una ventana oscura,
los ojos de las gentes
entre alegres y desdichadas,
soñé que vivía y soñé que regresaba
a ver los besos del Pacífico en Barranca,
a los perros esquivar por los caminos,
a ver la vida y a que la vida me viese
cómo es la paz de dentro en Lima,
soñé que en sus calles saludaba
al librero de amarillentas páginas
a la serrana y su alpaca haciendo sombreros
al pobre ganadero estrujando esperanza
y a la quesera con sus plásticos
amasando dignidad anciana,
y retomaba un tiempo que escapa
o trae el recuerdo interno
por un detalle o sentimiento,
soñé que los charcos de los campos
eran limpios y sin misterios
de asustar niños despiertos,
y que las nubes me miraban
diciendo esta no es de aquí
pero a veces canta como ellos,
soñé que iba pensando
que los sueños son cortos
pero más corta es la vida
de un sueño.
(2010)

sábado, 26 de junio de 2010

Testamento entre tiempos, de Marta Antonia Sampedro

Nunca me arrepentí de los días,

ni de aquellos donde era una hoja
donde cualquier dolor no percibiera
sino cuando el remedio es el olvido,
ni tampoco de los días
donde la vida era ligera
de la mano de alguien y su quimera,

nada en la vida me hará retroceder
excepto el corazón
y la muerte avanzando
a cada espanto de opresión,

aprendí a luchar por amor
y aprendí a aceptar el odio
del mundo y sus festines de venganzas
de quienes tienen buena presencia
y rezan a diario su vida eterna.

Una soledad me ampara diariamente,
y no me avergüenza dormir con amores sola,

voy de la mano con viejas palabras
llenas de borradores
y no queda más remedio que continuar
el texto de mí misma y mis temores,
voy de la vida al pensamiento
y siempre llego tarde
aunque temprano me levante.

Quisiera pedir perdón
a mi propio corazón y afines,
por los consejos mal dados
de aquellos que no me amaban
y querían ser testigos
de mi barro y mis desiertos,

por ellos mi camino era
nube de estación y gallo de veleta
y diluvios mis pasos sobre las piedras,

y nada de lo que pensaba
persiguiendo golondrinas en mi puerta
sale bien ni mal
sino que no sale,

y voy al recuerdo
como si fuese presente
y al presente como un futuro poético
que cae con las nubes negras
y a las blancas les da pase.

Así que moriré entre tiempos
que nada tienen que ver conmigo
sino con mis torpezas
y mis confianzas en quienes nunca pretendieron
sino salir de sus propias miserias.

De modo que aquí estoy
escribiendo mi testamento
de dolor y de fracaso
porque la vida es tonta
y nunca se acierta,

y de mi casa robad la higuera,
y el membrillo que planté
nunca dará membrillos
a quien no cuente cada días sus hojas,
para ver si la hoja que soy
a pesar de todo escribe poemas.

(2010)

jueves, 24 de junio de 2010

Noticias de dos que no se ven, de Marta Antonia Sampedro

Esperando el mes de Julio
de pronto la calle peatonal
se llena de sentidos,

ella escribe publicidad
él pasea por la calle
buscando un aro blanco
para hilar amor apagado,

acaso no es él
ese que de espaldas
deja rastro de ayer
-los campos a oscuras
y los búhos del árbol-
ese que lleva polo blanco,

acaso no es ella
la que lleva
dos amapolas de acuarela
entre libros rojos
de poetas y de amores muertos,

lo ve de espalda lentamente,

se ve de frente de nuevo ciega,

él es un verso escapado y suelto,

ella una tinta de palabra al agua,

y los sin apenas verse
los dos solitarios siempre
los dos llenan la calle
de ayer y de paisajes.

(2010)

domingo, 20 de junio de 2010

Profecías, de Marta Antonia Sampedro.

"El diario oficial de la Santa Sede denuncia con dureza el "marxismo" y la "ideología antirreligiosa" del Nobel". Diario El País, 20 de Junio de 2010.

Las religiones llaman resistencia a no creer en lo que no se ve ni se puede demostrar. Algunos, lo llamamos ceguera ante la razón. Dígannos marxistas, es un honor, y miren ustedes las injusticias del mundo en vez de tanto cielo metafórico.


Al gran hombre y escritor José Saramago.

Ayunemos, es día de recuerdo al pobre,
al que nada tiene, al indigente en trance,
días de reflexión, unión firme,
pensamiento y fe razonable,
ayunemos hermanos retirados
del mundo y sus pecados,
del ruido y sus infieles sin bocado
y no miremos el charco
sino para lavarnos de impurezas
las barbas, el alma, los cabellos,
y sus pasos ordenados sigamos,
ayunemos porque dios nos mira
con cara de enfado y nos dice
no tenéis remedio, sólo mi consuelo
os proporciona aquello que alimenta
vuestro cuerpo efímero,
qué más queréis avariciosos,
ayunad y sed perseverantes
extended simientes a los herejes,
no miremos sino que ya de entrada
salvados somos, ricos todos, pudientes,
al dejar el mundo tendréis riquezas
así que tranquilos, calma,
si ves un pobre piensa podría ser yo,
lo dicen en horarios la luna y el sol
y los altavoces de las torres guía,
algo habrá hecho inadecuadamente,
y si eres tú el pobre piensa
soy rico tengo a dios y sus órdenes
los días de ayuno aumenta mi ingreso
a las puertas de los templos,
ayuna, no mires los platos llenos
están vacíos de eternidad,
a los desobedientes déjalos en su alegría,
ya comprobarán cuán razón las amenazas,
el ser humano está acostumbrado
a no hacer caso a dios, ya verán, ya,
dios no habla por hablar,
comienza la duda y continúa la duda,
os lo tengo advertido, ayunad no pequéis
más que lo preciso para ser perdonados,
luego diréis cuánta razón y sabiduría
por eso era dios y nosotros no,
ayunemos que tronará un día
y a ver dónde nos escondemos
que el omnipresente no nos encuentre
o nos delaten reyes profetas periodistas,
retiremos la sal valientes,
luego regocijo habrá
al ver tanta gente arrepentida
quemándose de frío y hambre,
aparta de mí la tentación
y a los mendigos que me recuerden
que podría ser yo uno
al quedarme sin empleo o recursos,
ayunemos todos y oremos mucho,
cojamos los libros sagrados
para protegernos del deseo y la envidia,
de noche pondremos las vasijas
recuperaremos el tiempo perdido
hasta que nuestra panza resista,
ayunemos y no olvidemos
el mandato y la venganza divina,
que dios no habla por no callar...

viernes, 18 de junio de 2010

Hasta siempre, José Saramago. Adiós, maestro.

"No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona".

"El tiempo no es una cuerda que se pueda medir nudo a nudo, el tiempo es una superficie oblicua y ondulante que sólo la memoria es capaz de hacer que se mueva y aproxime".

"La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva".

"La Biblia es un catálogo de crueldad y de lo peor en la naturaleza humana".

"El poder real es económico, entonces no tiene sentido hablar de democracia".

"Soy un comunista hormonal".

"El centro comercial es la nueva catedral de la sociedad actual".

"Estamos llegando al fin de una civilización , sin tiempo para reflexionar, en la que se ha impuesto una especie de impudor que nos ha llegado a convencer de que la privacidad no existe".

"La muerte es un proceso natural, casi inconsciente". "Entraré en la nada y me disolveré en ella".

"Espero morir como he vivido, respetándome a mí mismo como condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe ser otro y no esta cosa infame".

"George Bush, Tony Blair y José María Aznar son ejemplos de "mentiras universales".

"Yo no escribo por amor, sino por desasosiego; escribo porque no me gusta el mundo donde estoy viviendo".

"En un tiempo como el de ahora, en el que tan fácilmente se desprecia a los mayores, creo que soy un ejemplo muy bueno. Entre los 60 y los 84 he hecho una obra. Por tanto ¡ojo con los viejos!".

"El triunfo nunca ha sido un objetivo para mí".

"Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar".

"No es que sea pesimista, es que el mundo es pésimo".

"Nuestra única defensa contra la muerte es el amor".

"Hay quien me niega el derecho de hablar de Dios, porque no creo. Y yo digo, que tengo todo el derecho del mundo, y quiero hablar de Dios porque es un problema que afecta a toda la humanidad. Mientras la humanidad alimente y sustente las religiones no saldremos del lastre de todos los días".

"La muerte es la inventora de Dios".

"Creo que soy un escritor lógico".

"El Gobierno socialista ha hecho políticas de derecha y el problema es que no hay ningún palacio de invierno para asaltar. Lo peor de todo, y esta crisis lo ha demostrado, es que la izquierda no tiene ideas. Ningún partido de izquierda, más o menos roja, más o menos rosa, ha presentado una sola idea para combatir la crisis. Y con los sindicatos ha ocurrido lo mismo. Su fuerza está dormida, domesticada. Me parece que Marx nunca ha tenido tanta razón como ahora. Pero eso no es suficiente. Haría falta una reflexión profunda, partiendo de Marx".


José de Sousa Saramago, Premio Nobel de Literatura.
16 de Noviembre de 1922, Azinhaga (Portugal)- 18 de Junio de 2010, Lanzarote (España).