sábado, 14 de diciembre de 2013

Muro de carga, de Marta Antonia Sampedro


Duerme tranquila
pluma de golondrina
la vida no es dura
cobijada en las hojas
se mueven las ramas
y aprietas las uñas
te guarda esta casa
de versos y piedras
para dormir con tus alas
que besan las plantas
duerme tranquila
pluma de golondrina
la vida no es dura.


sábado, 9 de noviembre de 2013

Días de ciencia y poesía, de Marta Antonia Sampedro



La Pascua invadía tu idea
del destino de la hierba
formada en los días
de Gembloux.

Pero mi espera cultivada,
conclusa,
de arbusto perdido,
me abrazaba sola,
y sola quise alimentarla,
para que mis lágrimas
abonaran la raíz nueva,
biodiversa,
que me formara mujer
de otra espera.

Y después de un luto,
paradigma sin sentido,
exiliada de espinas
Marzo te abría las puertas
a un Linares agridulce,
con perfume a sílabas
de arracachas, romeros
y tomillos.

Los Andes y Sierra Morena,
microscopio de sentidos.

Luego Abril preciso,
donde las hojas, modificadas,
presentían la llegada
de soles no pintados,
y estrellas cosechadas.

Mayo despertó sembrado,
como vuelan los dedos
de quien alegre baila,
la resurrección impensada,
sin protocolos.

Hipótesis la exploración
de nosotros,
y esas voces lejanas,
que sorprendían tu reposo
de semilla oculta regada.

Y siempre Lima tu huerto.
Linares mi cuaderno.
Y las palabras,
las más presentidas,
por vivas sustancias.

Porque la ciencia y la poesía,
qué son para la vida,
sino un puñado de tierra
que sujeta las raíces
de tu orquídea y mi jazmín
-células y quimera-,
donde la noche nos sorprende,
con su hermosura secreta.

(2003)

lunes, 7 de octubre de 2013

Guadalén, de Marta Antonia Sampedro


Como fantasma vestida de limpio
acudo a este horizonte de agua,
a comprobar si contigo estuve
y un compartido sueño negar.

Las estaciones se aposentan
devorando recuerdos
y soles derretidos.

Frente a este muro
donde escribo añoranzas
chocabas contra mí
tu cuerpo desaparecido.

Las hojas con otro canto hablan,
mortecinas quedan bajo los cielos;
reconocida soy por ellas
en subterráneos y vacíos.

Confiesan que te has ido
al punto contrapuesto
de cuanto pensamos vivo.

El faro inútil por no ser astro,
ruinosos los hundidos tejados
y estos peldaños
de mis pies y tus zapatos,
donde quebrados pinares y caminos
sembraron tantos olvidos.

Las noches derribadas,
tan lejos que tu nombre encuentro
y pronunciarlo aún no puedo
(en Singapur un breve permiso
me concedieron,
para ver a un sueño enfermo).

Los cerros absorbieron los besos,
estas olivas sin fruto viejo o nuevo...

Me dicen los árboles
que he muerto.

Y ensordecida huyo de mí,
de estos cipreses
sin cementerio o cuervo
donde me alojara un día
reencarnada
en golondrina de invierno.

Por qué te has ido, amor.

Dónde enterrar este sentimiento
que devuelven tierra y piedras,
los adentros del tiempo.
Lo traen y llevan libélulas,
mariposas, palomas y jilgueros
amarrados a quietos vuelos.

La Fuente de nuestros besos
aún no tiene agua
(insuficiente fue en cariño lento
y en demasía sus palabras).

De qué tienes miedo.
Dime.
No te escondas en otro cuerpo.

Caduca el tiempo,
no es de agua su segundero,
sino de veloz y eterno fuego.

Avanzas a mi cuaderno
de poetisa de lo incierto,
y a esta cruz sin clavos
me adhiero
mendigando al cielo deseos.

En el vaivén de las ramas planeo,
las hojas me indican:
“silencio, silencio...
el llanto espanta al viento;
despreocúpate del amor,
Otoño se encargó de ello”.

En el Guadalén
no habitan ya tus besos,
ni mis ojos despiertos
te apagan los miedos.

Se convirtieron en alimento
de ahogados suicidas
en las profundidades
de los cerros.

He venido sabiéndolo.


domingo, 15 de septiembre de 2013

Menos la lluvia, de Marta Antonia Sampedro

Cuando no esté en mi casa
dejad todo como está conmigo
no entréis como el que roba
no habléis como el que vende
qué fue de esa otra
según contenido
porque mi casa sin mí
no será sino una casa más
en la que alguien plasmó
con la piedad del tiempo
las fotografías de mis padres
y un hermano que aún canta
las mantas de mis perras
y el sobresalto de ver
un búho en el árbol
se viene conmigo una visión
de la vida que ya no regresa
regalad mis plantas
que mordisquean
avispas y ratones de campo
a vecinos y amigos
y no dejéis que se mueran
en una imposible espera
los días que vengáis
traed pan a los cinco gorriones
de las tres y media
y sus crías de cada nido
y si suena el timbre
será Josefa mi amiga anciana
que olvidó que estoy muerta
no tengáis miedo a la ausencia
no sigáis la costumbre
que es triste para el recuerdo
de los que ya no son nada
ver la casa muerta con el muerto
y las vivencias son ya ningunas
pero tampoco me busquéis
porque ya no estaré en ninguna parte
ni iré a trabajar es decir es mi fin
quiero por lo tanto
que mi casa no parezca
cuatro muros destartalados
que huelen a herencia apresurada
donde nadie quiere saber nada
sino en las cuentas del cuándo se recibe
ante notario la buena venturanza
se corta el agua
para no pagar todo
-menos la lluvia-
los mínimos de ninguna luz
y donde no hay brillo ni persianas
sino gatos por los tejados
y por los cuartos las arañas
que con la muerte de la casa
ya entraron en confianza.
  


domingo, 1 de septiembre de 2013

En cualquier lugar de agosto, de Marta Antonia Sampedro


Una lógica es que estando
en la fiesta del pueblo
observando el campanario,
las gentes conocidas de siempre
mientras la orquesta desafina o acierta
el alcalde comunista se sienta en la piedra,

muchos recuerden cómo eras de niña
y te pregunten cuántos hermanos
emigrantes aún quedan,
el castillo se venga encima
llevando mil años pareciéndolo
a pesar de ignorarlo por costumbre,

una lógica es que mirando
los destellos de los jazmines
que te vienen sin buscarlos a olerte
las casas caídas bajo la luna llena
y las nuevas sobre la memoria callejera,
te veas reflejada en las niñas que corretean
con sus vestidos amplios planchados
y sus sandalias de verano relucientes,

trasieguen las nubes de la noche
acariciando las hojas de olivares
mientras recuerdas a seres que viven
aun sabiendo que ya son cruz
en el cementerio más lejano y triste,

una lógica es que escuchando
las letras de los diálogos festivos
se agolpe todo cuanto fuimos
en todas las partes donde nos sentimos
medio muertos y medio vivos,

entre todo esto es lógico que conduciendo el auto
a la luz del campo dormido
cuando aparezca una lechuza
volando ante el cristal
cruzando la campiña sus alas de lino
las luces de emergencia se enciendan
para apartar del camino a un ave
deslumbrada quieta joven
y más allá una estrella fugaz te resucite
otros agostos
y concretes el pensamiento más urgente,

lo lógico es que pidas
el deseo más grande que tienes guardado
y escondes,

-sólo las estrellas no preguntan motivos-

y así una piensa ahí va el desafío
con este no creo que puedas,

tener la suerte de que mis ojos no mueran
antes de volver a verte aparecer
en cualquier lugar de agosto,

y la estrella responda
no es posible de sobras lo sabes
pide otro antes de que muera,

lo lógico es que al día siguiente
cuando vuelve la noche
y abundan las pedigüeñas estelares
con luna o sin luna con aves o sin ellas
recorriendo pensamientos y nubes deshechas,
una siga en el mismo tono
aburriendo estrellas que nunca amaron.
  

(C) Marta Antonia Sampedro Frutos


domingo, 11 de agosto de 2013

El cielo es de nadie, de Marta Antonia Sampedro



Es un mundo la bóveda nocturna
un espacio de toda una vida
en los parajes de luz
recuerdo el cine de verano
una niña está en mi cadera
 y un niño sujeta mi falda
ruego al anciano portero
que nos deje pasar de balde
se hace el duro una media hora
porque no deben quedar testigos
las estrellas se expanden
es un mantel de manjares para pobres
y sólo queda la luz de la taquilla
y nuestras sombras quietas
ojos de miel y verdes
somos brillos de gatos
que se adentran en la oscuridad
de marcas resplandecientes
luego está la enorme capa
donde las luces eran lámparas
el castigo de haber nacido
en un lugar de estrellas
el sonido de la fábrica
y los obreros peleando
a ver quién supera el halago
a los encargados
nadie es de parte alguna
sino de los infiernos
nos ha dejado dios está claro
perdidos buscando el cielo
quién podría amar
que no haya estrellas
en las primas del salario
y en este inmenso cosmos
donde la noche descansa
sobre las hojas del membrillo
resumo ahora la vida
en esa tendencia de excesivos
que nos reviven los llantos
y despiertan las sonrisas
acaricio la pequeña nariz
del niño de ojos tristes
en las crines de Pegaso
nunca tuvimos más caballo
que los destinos afligidos
regresamos al cine abierto
ya no necesitamos de la bondad
entramos sin concesiones
porque somos fugaces y livianos
el cielo es de nadie
y sin embargo de todas las gráficas. 


sábado, 10 de agosto de 2013

Te envío palabras... de Marta Antonia Sampedro


Hay poemas que tienen
su propia historia
y al ser escritos observan
los trazos del poeta.

Este frío de verano
lejos de tus besos
y espinas en los labios;
estas albas que observo
junto a pájaros despiertos
anunciando la proximidad mía
desde un tren a tu encuentro.

Qué helado estío,
mi amor de los puertos y trigos,
estos días sin tu cuerpo.

Este frío verano
donde amanecen los ecos,
las músicas solas
en los truenos del campanario,
bostezos del jardín regado,
alfileres del abeto a la espera
de un primero de año.

Sonando el tiempo sus pasos,
puñados de momentos y te veo.

Caminan las nubes
y esas lunas charlatanas
adormecen tejados
(se bañan en el Ter;
iluminan piedras industriales,
patos deformes
y residuos humanos).

Te envío palabras
que llevo de la mano
desde que te amé
(es decir, tan temprano...).

Sílabas independientes
por quienes respondo
a causa de esta fe azarosa
al coraje del vocabulario...

Este frío del verano
derramando en Singapur
las huellas
de tus brazos cicatrizados,
este rocío de mi sed a tu fuente
y los pétalos abiertos
de nuestros años.

En estos vientos callados
tus besos desparramados
vuelan hasta los Pirineos
más cercanos.

Frente al poderoso Montseny
mi vida es
en este adentro mío
quien yo me siento ser.

Y aceitunera tuya soy.

Con Jaén en mis venas
los rebusco y hallo,
recurriendo al tiempo,
el mismo que espanto
lejos de tus pies sanados.

Porque a contraviento de mujer
con mi ser te amo...

Reunidos a mi vera son,
cada uno colocado
por mi desorden alfabético:

B, de beso encontrado,
A, de amor que te debo,
D, y ese deseo que te siento
Con corazón despierto,
y en la Zeta jugando
se desparraman
como chiquillas corriendo.

Y vuelves a las albas
con tu voz ceceante,
tan lejana que temo
no me busques
por los cerros
de tu cuerpo.

Y quedar mi alma plasmada
en el jardín escarchado,
un café a solas con la tinta,
mil cigarrillos rubios
de tu pelo,
y esta brisa de montaña
sin filtro de manos y uñas.

Ser hoja sobre el Ter
en búsqueda de tu piel,
césped arrasado a medida
de estos largos inviernos.

Un lamento de reflejos
del pasado,
sin expresión palabra
perdida en diccionarios.

Rescátame del tiempo frío.
Llévame contigo
adonde tus noches
sean conmigo.

Dime que tu pensamiento
es calor recogido
en mis orillas tranquilas,
donde a lo lejos
se escuchan cantos
de la tierra
que erizan el vello
de las encinas.

Lloverá sol robado,
nevarán besos
de los labios
amnistiados.

Y Singapur quedará
en la Ese de sola,
en un libro
que nadie escribiera nunca.

Te envío palabras
que llevo de la mano...

Roda de Ter, Agosto 2003


domingo, 21 de julio de 2013

Sorbo de palabra y noche, de Marta Antonia Sampedro


Deja pasar a las nubes
donde eres ojos de sábana
y no olvides en tu equipaje
un diccionario de las noches
para encontrar las definiciones
de las palabras que no escuchas
y sabrás cómo se escriben
los recuerdos que agonizan
y el honor que perdiste
en los perdidos entre relojes
verás lentamente que tu piel
es luna ensartada en los iris
la fugacidad extrema de ti
que serena tu miedo a la muerte
y te visitarán los días que fuiste
bajo la sombra de los árboles
sentirás que poco importa
excepto la noche de almendras
y del ruego de los moribundos
a tu existencia que maldecían
un susurro solicitará
que los pantanos del cielo
sean mares para un fin
y en el hospedaje inmenso
donde en origen residen
las sendas de los silencios
no quedará rastro de lágrima
porque para ahogarse
tan sólo es necesario
un sorbo de palabra y estar vivo
llévate al sueño tu reflejo
hacia las nubes que oscilan
en el precipicio más callado
invadiendo tu mundo
que de ínfimo es invisible
y siente bajo tu rostro
que la noche es de nadie
porque derrama tus ojos
en las nubes del sueño
absolutamente de nadie.


martes, 9 de julio de 2013

El alma atrás, de Marta Antonia Sampedro


Nadie sabe qué es el alma
porque jamás nadie la vio.
No es materia mercadería
contrato ni emoción.

Va en los tiempos de nosotros.

Entre la sangre de las madres
se nos concede como el gemelo
que siempre debamos cuidar.
Y como el vacío más limpio
es su ausencia y abandono,
cúmulo de llantos en hoguera
tan frágil que se va.

Con su alma atrás quedaron
los que no pudieron con la vida
los que viven y ya renunciaron
a tener una guía inconformista
aquella que les dice libertad,
los que buscan su alma
para que arranque del recuerdo
sus llagas de cuartos oscuros
y genéticas que no sirvieron.

Deambulan con sus cuerpos
entre médicos astros amores
ruletas proyectos vanos
templos músicas y acordes.

Sus memorias quedan blancas
y en penumbra sus palabras.
No hay sol que entre sin alma
ni estrella que guíe una oscuridad.

Buscan su alma dejada
entre la tumba de sus huellas.

Con su alma atrás quedaron
los fusilados por el hambre,
todas las madres que murieron
en el día de la maternidad,
los hijos que nacieron
sin que nadie les asigne alma
entre los senos de una madre,
los obreros que desfiguran sus cuerpos
para que otros engorden sus ganados
a costa de sus sangres.

Los olvidados por sus memorias,
los que luchan para nada,
los que nadan en las ciénagas
cegados por las soledades.

A diario se les ve pasear
bajo las ruedas y los árboles.

Y nada les consuela
buscan tan amargos su alma.
Y aunque digan buenos días
ellos dicen en realidad
Ha visto usted mi alma,
se quedó atrás.

(2008)