Eran escasamente las seis
tal vez un segundo perdido
que el amanecer ocultara
para el capricho divino
recuérdalo así el ángel distraído
un segundo menos
sin esencia un cálculo asumido
al desorden y el auxilio
qué exigua noche queda atrás
que inalterable consulta los tiempos
cuestiona un verso ajado
que no desea contestar
las seis sin un segundo en punto
no sabía ni quién era
asumiendo la quimera
-volar no hay quien pueda
sin las verdades a medias
quebrando las cuerdas
una cama
una hoguera-
tejedora sin un segundo preciso
en el alma viejas penas
una pluma
a dos quebradas tintas la espera
las seis apenas
qué segundo azaroso lo aparta de mí
el corazón a toda mecha
coma y punto compiten
la razón de Cupido a la puerta
cuántos besos en la desvencijada escalera
y el ángel de la guarda robando escritos
el nombre que nadie corrigiera
aquel segundo restado a las tormentas
cercado de los engaños y la hoguera
vuelve
vuelve
suspiros de alba dulces miserias
aún no eran las siete
tres mil quinientos noventa y nueve
se alzaban fortalecidos sobre las sienes
rasgando valientes frases
acordonadas por bramantes
todo al azar devorado
cuando en libertad imaginase
por un solo instante perdido.
(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (1980)