miércoles, 27 de abril de 2011

Vivir o morir en los tiempos de los trenes, de Marta Antonia Sampedro

El tiempo de aquel tiempo
eran tiempos de vistas fijas
de cuando los trenes pasaban,
estaba mi abuela Antonia
pensando que Vic era Baños
estaban mis hermanos
aún entre Dios y el mundo,
mi padre con sus partidos de fútbol
y un nerviosismo extraño
como buscando el pueblo,
junto a los árboles
sonaban los vagones
todos se iban  o volvían
y nosotros ahí estábamos
escuchando pasar los trenes,
todos los días en sus horarios
la vida era un cambio esperado,
pero la vida era un atajo
por el que nunca llegábamos,
pasaban los trenes
sobre las piedras
de largas vías estrechas,
pasaban los años
pasaba lo que fuimos,
todo en los trenes pasaba rápido
nadie se movía,
a veces sonaba el timbre
y en aquella lejanía
no sabíamos quien nos visitaba
porque estábamos solos junto a las vías,
de todos los pasados
que se forman en presente
mi abuela Antonia duerme
y me pregunta qué pasó en la fábrica,
mi hermano Pepe está en el cuarto
con su guitarra vieja
y ensaya himnos a Dios
cuando Dios nunca escuchaba
pentagramas de rebeldes,
nos sellaron la renuncia
esos tiempos de los trenes,
mi madre canta y llora
y luego dice iremos a Baños en verano,
me place el tiempo de reproducir
los hechos que murieron antes
del tiempo de los trenes
sobre el puente de hierro,
y siembro granados y lilas
creyendo que son ellos,
los que se fueron,
y no nace en las flores estas
ninguna hoja de un sueño
que me traiga cuanto se pierde
y no hay modo de recoger su momento,
pero rojas de sangre son las flores
dormidas bajo el blanco cielo
y de sangre obrera tirada
en las vías de los trenes,
aunque no cante el silencio
que no se puede ubicar
en el febril recuerdo
yo veo a mi abuela Antonia
que repite mi nombre
hasta que me tiene cerca,
vivir o morir en los tiempos de los trenes
en los pasos de lo lejos
es un recorrido absurdo
porque la raíz va cayendo
deshilachada sobre los puentes
que nos llevan al destierro,
mañana seré un fantasma equivocado
porque todo cuanto quiero
está muerto o morirá y no quiero,
por eso llega el tren
al tiempo donde los trenes,
mi madre me espera
mirando los destellos de las once,
mi madre que es la memoria
de cuanto no recuerdo
y el presente donde me mantengo
y me pone la sopa en la noche
y me trae el tiempo de los trenes,
veo en sus luces pasar las horas
resumidas en misterios,
sin mi padre con su fútbol
sin mi hermano y sus canciones
sin mi abuela Antonia recordando,
pasan los trenes sobre el puente
siento el beso de mi madre
que me habla de su niñez en Baños
y me pregunta Cómo está el pueblo
algunas noches lo sueño,
ella sabe que pertenecemos
al latido de los trenes
al tiempo que se nos fue y tenemos
irremediablemente atento,
a cuanto somos en el espacio
de un lugar donde los recuerdos
viven en vagones sobre un puente.

viernes, 22 de abril de 2011

Si Dios estuviese en los tejados de la noche, de Marta Antonia Sampedro

Si Dios estuviese en los tejados de la noche

como las sombras de las nubes en luna llena

confusas de sonámbulos en el tatuaje de las grietas.

Y se cobijara con nosotros en las tinieblas
y pudiese adivinar qué llevamos por dentro
al cerrar los ojos y vivir cuanto ya no tenemos
tan amargo y digerido mil veces descartado
por la vida arrepentida y su apetito que no cesa.

Si Dios estuviese al acecho en los tejados de la noche
y tal vez apaciblemente sin amenazas acudiera,
yo miraría los tejados de otra forma cuando anochece.

Sin embargo en ninguna noche acude a saber,
a mirar cómo se viven los sueños quietos
y corregir algunos tumultos que nos angustian.

Y así nos adelanta la vida entre deseo y desdicha,
esperando a que Dios se apiade
de qué somos por su culpa rotunda
y se acomode en los tejados de la noche.

¡En caso de que exista!
Me gusta pensarlo así. 


domingo, 17 de abril de 2011

Epitafios de las esperas, de Marta Antonia Sampedro

Todos los cementerios tienen poetas
que amaban a su modo la vida
como quien observa el resucitar
de la lluvia que cayó en la arcilla seca
y ya es pozo bajo los pies
y a pesar de todo eran
primeras personas de las tristezas,
compinches de la mala suerte
que al nacer arrullaran letras,

Machado sin patios de Sevilla
Vallejo señalando terribles heraldos
Alfonsina en la salobre mar
Miguel Hernández con los rayos que no cesan
Celaya ingeniero del verso
Alberti marinero que siembra
o Lorca con quién sueña,

son tiempos primitivos que recibe el poeta
cuando no baja la cabeza ni para llorar
sino que la investiga en conciencia
y camina su propia vida percibiendo
que escribe para ir cavando
las lesiones más internas,

vagamos por el mundo
como botella perdida en el planeta
cubiertos en desesperanza
con mensajes que se queman dentro
pero sonreímos aunque no quieran
ni sangres ni fraternidades
o presidentes de las grandes mesas
ni los que a todas horas invocan azares
confiando en que sea una capitalista ventaja
-que sabemos más ingenua que cierta-
y pocos nos perdonan que seamos
más pensamiento que cartera fresca,

durmiendo bajo los árboles
en el reinado de la espera
que el abuelo de Saramago abrazara
y allí estamos bajo sus ramas secas,
o viendo cómo la nieve nos hiela
hacia el hambre de los demás
en las cenas miserables de César,
nunca nos satisfacen las noticias
de la fe del banco mundial
-las matemáticas no es mérito alguno
sino contar qué no tienen los olvidados
a favor de cuánto los ricos les niegan-,
porque las mentiras y la pobreza
ensordecen ya las puertas,

no hay nada que perder
cuando nada se ha tenido
pero qué pena hiere perder lo que se quiso,

los epitafios de los poetas en espera
nadie los lee extiende o predica
más bien digamos que al morir se heredan,

vaya pues por el enterrador
esta esperanza que mañana nos acompañe
ya solos al fin sin la compañía amarga
y repose en nuestro solo verso
un puñado de sincera arena.

jueves, 14 de abril de 2011

¡Feliz Día de la República Española!



Himno de la República Española

"Serenos y alegres
valientes y osados
cantemos soldados
el himno a la lid.
De nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.

Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.

El mundo vio nunca
más noble osadía,
ni vió nunca un día
más grande el valor,
que aquel que, inflamados,
nos vimos del fuego
excitar a Riego
de Patria el amor.

Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir.

La trompa guerrera
sus ecos da al viento,
horror al sediento,
ya ruge el cañón
a Marte, sañudo,
la audacia provoca
y el ingenio invoca
de nuestra nación.

Soldados la patria
nos llama a la lid,
juremos por ella
vencer o morir".


Hoy se celebra el Día de la II República Española.

 ¡Felicidades! ¡Viva la República Española!

lunes, 11 de abril de 2011

Toda tu oscuridad es mi traje, de Marta Antonia Sampedro

"Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra"  
Pedro Salinas



Dormí anoche entre las lilas
el cielo negro me ampara
posándose en mi pecho
y repaso tus ojos que lloran
como perros sin consuelo,
en las luces de los aviones
no hay estrella que no se aparte
y gire de lado a lado el tiempo,
pensando en los seres que se fueron
duermen conmigo la noche
y en el respirar de las hojas
que también son negras
los siento recitar tormentos,
la noche que nos mira a todos
en el agua de las tinajas
y en su añorar la media luna
las va llenando de días que cayeron,
gota a lágrima y gota,
tus ojos que lloran por los tejados
como gatos hambrientos,
tus espinas en los labios
el mundo en las anudadas cuerdas,
toda tu oscuridad es mi traje
durmiendo entre las lilas
y ninguno es el miedo
a haber nacido o ir muriendo
cuando me recibe la noche
porque sin ti no tuve sueños. 

sábado, 2 de abril de 2011

Seguirá el tiempo volando en nuestras manos, de Marta Antonia Sampedro

Mientras los membrillos son flor
y el granado caminos de hormigas,
mientras las encinas alcanzan ya
la primera luz del amanecer de abril
y las lilas catherine maternas
no se distinguen de las gardenias,
mientras todo va naciendo
y tu abrazo cae por las sábanas
antes del reloj con cifras rojas
y recuerdo que hace días
mirando la acera de la tarde
apareció tu rostro entre mi rostro
y no en los bloques diarios
de un caminar fatigoso en letras,
ahora vienes en abril
y tu abrazo cae por las sábanas
como antes de la desgracia
de bajarnos en las promesas,
 mientras llegará de nuevo
otro verano que no viviremos
sino alejados de los sueños,
y los pantanos duermen
los gritos de los muertos
que desde entonces somos
a pesar de abril
yo escucho tu llanto
y te digo no estás solo,
mientras tú compruebas
que vivo en la galaxia ajena
a tu quehacer en malaventura
seguirá el tiempo
volando en nuestras manos
y nos cuidamos de no vernos
para que no toque tu rubio pelo
y tú no escondas en viejos libros
los poemas que te escribo
y regrese la duda y el miedo,
mientras hoy llueve
y mañana quema el día
abril me trae tu abrazo
que es mi lecho verdadero,
y así en ayunas de tus besos
y exiliado de mis versos
quizás habrá otra vida
donde rectificar recuerdos
y nada haya cambiado
ni en las aceras de los rostros
o en las veredas de los campos,
mientras no haya salida
recibes mi abrazo
cayendo por las sábanas
y aunque no lo afirmes
no estás solo nunca
ni cuando lloras solo.