domingo, 31 de julio de 2016

En el lecho del niño caído, de Marta Antonia Sampedro


Mi madre llora en el cuarto chico,
no dice nada pero sé que llora
el nacimiento de un niño sencillo,
el último suspiro de su hijo marchito,
la búsqueda acabada de su niño caído.

Llora mi madre y llora el ayer perdido
abrazando las ropas de mi hermano
y en cada hilo llora por su hijo,

ya nada cabe en el lecho del niño
nadie encuentra ya a su niño dolido.

Llora mi madre en el cuarto chico,
no dice nada pero sé que llora
buscando un salvavidas de recuerdos
de su niño tan malherido.


(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2007) 

domingo, 24 de julio de 2016

Estación de los ojos cerrados, de Marta Antonia Sampedro


Todos los viajeros eran adictos
yo transitaba por las vigilias
sabiendo que vendrían
cada cual por su necesidad
la acera de la estación
era un tapiz de jilgueros
todos los viajeros eran adictos
les ofrecí sal de lágrima y no querían
los ojos de las aves eran haz de nubes
en la estación de los ojos cerrados
busqué sus tiempos humanos
porque son muchos los que guardan
las noches de los viajeros
y los rechazaron
el hilo soltado de un ave liberada
y se negaron
todos los viajeros eran adictos
buscaban en las mías
el olor de sus ropas y para qué servían
les dije tu sombrero me cubre
aunque me veas el cabello
tu blusa me envuelve
a pesar de la desnudez
mi cuello enfermo
lo protege tu pañuelo
los jilgueros abrieron sus ojos
deshaciendo las nubes
¿y quién arregla las alas?
las alas son de las calmas
y el amor de las brisas
sabiendo que despertaría
al volar de los jilgueros
besé sus frentes y ellos la mía
todos los viajeros eran adictos
a los sueños.



(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2016)

domingo, 17 de julio de 2016

El jazmín de los locos, de Marta Antonia Sampedro


En los atardeceres
caminan de la mano
callados y somnolientos
sus párpados siempre bajos
no se asustan de los perros
porque están medicados
llevan los cubos de la basura
caminan los locos entrelazados
el jazmín amargo sobre ellos
deja caer hilos en sus cabellos
los peina en las tardes
llovizna estival para sanarlos
se escuchan los cantos de las torcaces
que desde los pinos cuentan sus pasos
y en la acera llueven pétalos
amarilleados y blancos
entre los locos de la mano.


(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2016)  

sábado, 2 de julio de 2016

Anhelos soñados, de Marta Antonia Sampedro


Cuando ya no queda nada

siempre conseguimos todo

y en los párpados vienen a buscarnos

el verde de las albahacas

que mantienen las lluvias de mayo

en las orugas recorriendo los caminos

y las dificultades que vemos ínfimas

en las memorias saqueadas

hay una senda por descubrir

cuando nada necesitamos

por ejemplo sin tener nada

percibimos las manos de quienes amamos

tocándonos las sienes blanqueadas

y en las soledades de lo que somos

sin nadie apresurándonos que devoremos

caminamos con sus frentes entre los labios

sabemos pervivir sabemos concentrarnos

en los detalles imprescindibles

de no tener nada nos sabemos completos

en los anhelos soñados

todos los misterios tienen sus puertas

y sus cerrojos que necesitan conocer mundo

y sin embargo se traspasa las fronteras del pan

para dejar diáfanos los subsuelos

y que todo caiga los árboles que nos alimentaron

comer por lo tanto no es conseguir mendrugos

sino la facultad de no mendigar

hay quien recibe limosnas de besos y halagos

y el horno –sin llamas- le quema los ojos

de modo que no comprendió nada

de cuanto se le dio regalado

pues se puede vivir de los signos crudos

beber en los sueños limpiados

cuando se descartan los espejos

porque no es preciso mirarnos

-para reconocernos-

son lagunas de los orígenes

cuando nada necesitamos. 



(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2016)