domingo, 26 de mayo de 2013

Coincidencias o la vida en vilo, de Marta Antonia Sampedro

La vida está en vilo
une la silueta
de una golondrina
volando sobre la hierba
ante la figura de una nube
que se marcha en lentitud
hace coincidir
la mancha negra
de una oveja blanca
con la blanca mancha
de una oveja negra
el lugar exacto
de la fusión del tiempo
y así en la tarde
con la vida en vilo
dos almas se dicen
exactamente con dos pulsos
te quiero y te amo
coexisten las sílabas
de las manchas
y todos los ecos similares
hay en las voces calladas
una conjugación estricta
no cabe duda
en la vida rara que asombra
y así el metal de las jaulas
coincide con la rama
donde el pájaro cree soñar
el mismo sueño que escapó
y afines a la nostalgia
un avión no está en mi pelo
sino en la horquilla de tu cereal
y acaricia las estaciones
de las cuadras prisioneras
donde las vacas lloran
el tiempo preciso
cuando sus crías las llaman
y aún no se ha inventado la piedad
y tan vista queda la vida
en todas sus rarezas
que parece que el cielo
se nos cae encima
creando un punto idéntico
al campo arado de las cebadas
excepto en el color
que es lo de menos
y siento que la vida
es inocente puntualidad
en la sombra que la tarde confiere
todas las coincidencias
se arremolinan en la tarde
y son idénticas
digamos por lo tanto que iguales
o que da igual
la cortina blanca una luz de tu noche
las flores heridas alas que reposen
y en calidez de las ramas
pueden sentirse los diálogos
que no son palabras
sino la vida en vilo
de modo que no somos nombre
sino cuerpo de adentro
identificándose en el otro.
.


viernes, 17 de mayo de 2013

El hombre sentado a la izquierda, de Marta Antonia Sampedro


Este poema lo escribí en una madrugada de hace nueve años. Había dormido en una casa que no era la mía. Enlazada aún al sueño, me despertaron mis lágrimas y en la oscuridad continuaba queriendo seguir en ese halo de energía. Con el tiempo, los sentimientos quedan aposentados como parte de nosotros; son, digamos, nosotros. Este sueño ha representado para mí una guía importante para superar adversidades y no olvidar mi origen de los seres con los cuales me une el amor. Y es que el amor es la mayor de las fuerzas y perdura mucho más allá que cualquier materia.

“El hombre sentado a la izquierda”
Hija mía no te preocupes,
todo saldrá bien,
aunque te quieran dejar sin nada,
te roben hasta la sombra recuerda
cuando naciste yo no llevaba
más equipaje que piojos en los trigos,
la más humillante de las pobrezas,
y mil hijos que tuviera
siempre comerían y reirían,
no te preocupes y piensa, piensa,
jamás mi abrazo olvides,
me llevas en tus venas,
siempre adelante
no importan tus maletas,
en los andenes se deja
aquello que no necesita nadie
que escriba poemas,
anda y sube al tren,
te esperan en otra estación,
vete tranquila
yo velo tu fuerza,
no llores más,
no estás sola
yo vivo en tus adentros de poeta,
sube al tren
desnuda de recuerdos y pena,
descalza,
ve, te esperan...

Lloraba yo en tus brazos...

Y los versos de mañana
tomaron más sentido
mientras el tren partía
a otra estación...,
donde yo desnuda lloraba
por dejar el equipaje
del alma de mi padre
sentado en un banco
del andén,
a la izquierda.

(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2006)

martes, 7 de mayo de 2013

Cigüeña en cielo gris, de Marta Antonia Sampedro


Cigüeña en cielo gris
germinan las conjugaciones
de plumas y de semillas
vienen las nubes tras ella
y cada ala es una voz
con acento de audaces cometas
dónde quedará si enmudece
quieta en el presente
el batir de los silbidos
la cigüeña está agotada
de las nubes de abril
algo más baja que lo lejos
nunca cae quien se esfuerza
para salvar su memoria
quien se pierde en el cansancio
gritando el nombre de algún dios
porque dios es cualquiera
la tierra que las hormigas escarban
la hoja que la oruga mordisquea
el aire que se queja de las alas
y el agua que se beba
queda la incógnita
que se forma en el gran cielo
es halcón o cigüeña
es amor o una espera
o el ladrido de algún perro
que te huele el miedo
la vida está bajo las uñas
o en las grietas de las piedras
se abre paso y cae en cielo gris
quien su libertad no valora
y va buscando tiempo
para que alivie las ráfagas
que lo encadenan a lo eterno
dónde quedará la amplitud
de los que son cobardes
en los cebos de sus tristezas
en los sueños personales
observan el mundo en cadenas
que agrandan y mantienen
envidian a los insectos
y las vidas de otros seres
tienen sus cielos cubiertos
de codicias y de afanes
y jamás permiten lenguajes
de un cielo gris y abundante
que atraviesa una cigüeña
y donde dios sea cualquiera.