lunes, 6 de diciembre de 2010

La vida comprendida, de Marta Antonia Sampedro

Comprendo la vida

donde no hay silencio buscado

sino un canto de arroyos

abriendo las bocas de la tierra,

sobre las uralitas de la vaquería

estorninos fríos vuelan

junto a las torcaces de papel de aire,

vienen los perros a espantar olores

los mastines poderosos cruzan

el camino de La Tortilla

y sus mantas de húmedos algodones,

y la vaca muerta abriendo

por última vez su vientre

no piensa en dios o el amo

quizás en las nubes de diciembre

es de vida su mayor sensatez palpable,

las hojas de las higueras engendran

ciempiés quietos color piedra

dormidos en bostezos de lluvia y niebla,

comprendo esta vida inesperada en cielos

donde no hay respuestas ni sentencias

sino las voces perpetuas de las ramas

y sus reflejos en las acequias,

ignoro el tiempo que otros cambiaron

a una realidad que contra mí inventaron

sin que me toque mal pensamiento o recuerdo,

y comprendo la vida de este modo

el abaniqueo del sol escondido

donde nadie existe ni siquiera yo,

pasan los días en las nubes eternas

que me mostraron esta claridad verde y campo

desde antes de recordar que pienso,

y respiro profundamente el viento

de este Jaén hermoso

que limpia de materia absurda

cuanto fui anduve o pensé

antes de comprender la vida

en tantos años un momento.

(2010)

2 comentarios:

felipe dijo...

Pase para leerte y me gusto, un saludo y Feliz Navidad

CUENTANUBES dijo...

Muchas gracias, buen amigo Felipe.
También para ti, Feliz Navidad.