lunes, 17 de noviembre de 2008

Silencio escrito, de Marta Antonia Sampedro


Cada cierto tiempo
muere alguien que conozca.

Salgo a la calle y Linares
anuncia a los vivos muertos
en el Hogar del Pensionista,
en Las Ocho Puertas
en la boca de las bocas
o cable telefónico y antenas
muere alguien que conozca.

Y me llevo al muerto conmigo,
a mi casa de soledad y pan tostado
y de aceite de oliva en la patria
de los olivos más antiguos.

Le digo siéntate y hablemos,
no me asusta que estés muerto,
yo te sigo viendo como siempre,
los vivos nunca entran a mi casa
sírvete queso y vino,
los compré con esfuerzo
para la ocasión, bebamos, amigo.

Y cada cierto tiempo se beben
los momentos por cuanto luché
con motivos y sin motivos,
se acurrucan en el salón
como niños perdidos
y me dicen que la paz me duerma,
el camino siempre espera
en cualquier vereda sin ruido.

Y cuando cada cierto tiempo
vienen otros también conocidos,
ellos se van de mi casa
y de las paredes de todos sitios
en adioses de silencio escrito,

a morir como desconocidos
con sus anhelos y sus olvidos.
De la obra de la autora, "Recuerdos y otros inventos"

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