A toda la infancia obrera del mundo.
qué valor llevas
en tu lata
con asa de alambre,
si cuanto
de escuela pierdes
hará que Jaén entera
no sea suficiente,
para que aprendas a ser
mujer obrera.
No tienes más cuerpo
que los frutos que recoges
atenta a llenar tu lata,
para alimentar ricachones
que ni viven
en tu pueblo,
ni en qué áspero lenguaje
la tierra te habla.
Dile a tus mayores
que los libros
no se comen,
pero fortalecen,
como sabrosos manjares,
los sueños
de los padres.
Y deja tu herramienta
en la ermita,
y no esperes
el milagro
que no se trabaja,
destruyendo latas
de niños pobres.
(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2005)
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