miércoles, 19 de noviembre de 2008

Monturas..., de José Joaquín Sampedro Frutos. A su memoria.

Cabalgando en monturas de hierro
Voy lanzando silenciosas maldiciones
Recordando extraños sucesos
Que me han traído a esta ciudad
Oigo gritos apagados que se pierden
Entre frías y oscuras callejuelas
Los gemidos de los hombres
Tan parecidos a los de las bestias
Gritan porque llegan
Oscuros barrenderos
Que limpian los sueños de las aceras
Gritan porque llegan
Oscuros barrenderos
Retiran la escoria del sistema
Amanece en la Rambla
Me guiñan el ojo las luces de los bares
Me guiñan el ojo sonrientes traficantes
Mientras que en el aire espeso de la noche cobriza
Se esparce el aliento de la muerte
Con enfermedades de tipo coronario
Con enfermedades cardiovasculares
Con enfermedades de tipo infeccioso
Con enfermedades, todas similares
Pese a que
Oscuros barrenderos
Limpien los sueños de las aceras
Pese a que
Oscuros barrenderos
Retiren la escoria del sistema
Amanece en la Rambla
Palomas tullidas en mil desamores
Africanos perdidos en el paraíso
Vagabundos que desmontan sus camas de la piedra
Yonkis solitarios tras su dosis matutina
Enemigos de la escoba
Huyendo del sol
Como sombras abocadas a un oscuro portal
Porque llegan ellos como un batallón
Trajeados de uniforme y con gafas de sol
De azul, de rojo, de verde o marrón
Son sus porras en ristre y su aire vacilón
Ellos son
Los oscuros barrenderos
Que limpian los sueños de las aceras
Ellos son
Los oscuros barrenderos
Retiran la escoria del sistema
Amanece en la Rambla.

Fragmento de la novela “Los estorninos”, de mi amado y recordado hermano José Joaquín.
A su memoria.

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