jueves, 27 de abril de 2023

Sólo sabes coser, de Marta Antonia Sampedro

  He sido, durante 5 años, testigo directo de su sufrimiento. Abandonada por sus hijos y en completa soledad, no había día en que no llorase, especialmente de impotencia, sin comprender por qué sus hijos la castigaban de ese modo, aislada de sus vidas.

    Ayer, ella necesitaba expresar toda su amargura pasada, situándola en el presente y su conducta actual. Claro que las víctimas la desean compartir con quienes han sido testigos de ese tiempo donde desahogaron sus angustias. ¿Con quiénes, si no?
    Ella es una mujer muy activa, luchadora, y ya va camino de los setenta años; se siente ahora totalmente libre de sufrimiento, dice, porque ya no llora. Eso es lo que ella cree. Pero, en sus palabras una se da cuenta de que el abandono sufrido jamás se va de la víctima, que esa sombra oscura del tiempo de soledades no hay nadie que ya pueda curarlo. Y ha visto que hasta el yerno se cree con el derecho a decirle: “Sólo sabes coser”. Como si saber coser fuese un delito. Vamos a detallar algunos de los "delitos" de las mujeres libres; ahí van unos cuantos:
-Saber coser.
-Saber guisar.
-Saber de ingeniería nuclear.
-Saber de jardinería.
-Saber de matemáticas.
-Saber de literatura.
O saber de cualquier cosa.
    Porque el tema no es de lo que sepa.... El tema es humillarla.
    Ponerla en el lugar en que los demás crean que debe permanecer.
    Llorando esos años mientras veía la tele y, claro, cose. Porque sabe coser. Saber de un oficio se echa en cara a una mujer, como si fuese una delincuente.
    Aún no conoce a sus nietos. Pero esa amargura ya ha traspasado algunas puertas de la desolación sufrida. Ayer un hijo le informó de que podría conocerlos, pero que su pareja, es decir la madre, no se enterase. Ella contestó que no le interesaba ya conocerlos; porque si ha de conocer a sus descendientes como si fuesen un gran secreto a guardar, no quiere conocerlos.
    A veces se llega tarde a todas partes. Los hijos que permiten el maltrato a una madre, también pueden llegar tarde. Y de hecho llegan.

© Marta Antonia Sampedro Frutos (2023).

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