Cada español llevamos un juez dentro. Tocó
juzgar a los dueños de mascotas y ahora toca juzgar a los ancianos. Que si
pasean. Los ancianos, esos que tienen la suerte de no ser depositados en asilos
y aún se resisten en sus hogares sorteando sobre todo el olvido y la soledad.
Que si pasean estos días. Pasean. Yo los veo desde mi ventana, algunos pasean.
Solos. Muy ancianos. Una anciana lleva las dos piernas vendadas y camina con
mucha dificultad con su bastón. Los jueces frustrados acechan, hay que llamar
urgentemente a las fuerzas de orden público. Ancianos caminando. Son unos
inconscientes. Esos, que superaron una guerra civil y una posguerra y cientos
de enfermedades, algunas muy graves, son unos inconscientes. Que trabajaron
duramente por sobrevivir y mantener a sus hijos y a sus abuelos con la dignidad
humilde. Son unos inconscientes. Que los obligaban a rezar amenazados con
palizas, o no tuvieron más que la fe para comer y sanar. Son unos
inconscientes. Yo los veo desde mi ventana, pasear. Tal vez sea el último paseo
que den. Pero también puede ser que sea lo último que mis ojos vean.
© Marta Antonia Sampedro Frutos.
24 de Marzo de 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario