domingo, 20 de enero de 2013

Presencias en tinta, de Marta Antonia Sampedro


Estos gusanos azules
ya pueden más que mis manos
y esperan la tierra oscura
porque del papel se hartaron
gusanos por los armarios
gusanos por las paredes
gusanos que forman vida
los voy a destiempo derramando
cual serpentinas azules
fecha veinte de enero
doce cuarenta y ocho
sólo cinco grados
el viento los lleva por los montes
y regresan agotados
gusanos por las nubes
gusanos por los árboles
gusanos por las cloacas
abres el paraguas y caen
cierras la boca y corretean
al papel de donde nacen
indiferentes y extraños
gusanos en las aguas
gusanos por las nieves
gusanos que se quieren
salen de las leñas
y al fuego se resisten
convencidos ser polillas
gusanos por las estufas
gusanos en los tizones
gusanos muy frioleros
luego devoran papel de versos
por delante de mis manos
y se escapan del papel
azules siempre azules
gusanos que entienden
gusanos de poeta gusanos.


sábado, 12 de enero de 2013

Quietud, de Marta Antonia Sampedro


Si en la quietud del granado
con el ave en su rama
la vida desnuda se posara
indicando los segundos antes de volar
pero el tiempo se bebe apresurado
el cielo de la tarde
¿todo el cielo?
no cabe no es cierto
el cielo de todos los vuelos
no se sabe
puede llenar las alas de los jilgueros
y un acorde nos lanza en aquel beso
disculpe caballero se recuerda usted
no señora yo desconozco el tiempo
¿es verdad que una sílaba
queda para siempre en el pecho?
la verdad no se sabe
¿ve usted ese humo de leña?
así es mi amor que pienso
en verano las eras
de invierno los vahos
una mano dibujada es el aire
y caracolas de sonrisa los dedos
forman la figura de lo eterno
el amor no se desmenuza
o muere todo o agoniza siempre
el ave observa las nubes
y yo miro al ave se diría que lo retrato
todos los aires nos envuelven
para llevarnos equidistantes
todas las aves no vuelan
algunas quisieran porque sueñan
y malviven de las alas que quiebran
las contraposiciones dicen que las aves rotas
se alimentan de inocencias
¿usted merece un amor miserable?
yo dejo que el aire responda
es decir el silencio suelta mis cuerdas
unas sílabas imperfectas y serenas
vuelan en la alegría que no muere
el ave que estuvo quieta
no fue nunca presa
usted la miró pensando que su voluntad
la conservaba en la rama del granado
¿el amor es una rama o la mueve?
el amor no se sabe.

martes, 1 de enero de 2013

Sobre la inutilidad de los poetas, de Marta Antonia Sampedro


José Agustín Goytisolo, escribió “No sirves para nada”, un hermoso poema que tiene estos versos:

“Después me fui al colegio
con pan y con adioses,
pero me acompañaba
la tristeza. El maestro
graznó: pequeño niño,
no sirves para nada.
Luego vino la guerra
la muerte- yo la vi-
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron
yo triste seguí oyendo
no sirves para nada.
Y cuando me pusieron
los pantalones largos
la tristeza enseguida
mudó de pantalones.
Mis amigos dijeron:
No sirves para nada”.

Los poetas servimos para algunas cosas, también lo sabría José Agustín Goytisolo. Por ejemplo, servimos para descifrar cómo se llama un sueño que te martiriza cuando cierras los ojos y pierden hasta el color, o a qué velocidad cae una lágrima sobre tu abrigo. Pero tal vez el sonido de la lluvia sobre el paraguas te impida observar esto; nosotros la vemos mezclarse con el agua de los charcos tras resbalar de tu sombra y procuramos devolverla a su estado primitivo porque es una labor inútil. Podemos resucitar la saliva de un beso que murió, o que la luna duerma sobre la sonrisa de quien tú elijas. También somos expertos en intuir las desgracias, especialmente las ajenas; de ahí que el llanto nos encuentre por lo general sonrientes y nuestro ánimo se asemeje a los precipicios que debemos escalar, no sin dificultades inútiles. Sabemos del centímetro cuadrado del espejo en donde te miras y todo el dividendo de tu vida e incluso el restante, porque no servir para nada requiere mucha dedicación y los poetas no solemos tener nada más importante que hacer. Miramos por ti todos los autobuses que pasan por las calles y encontramos en los asientos a tu amor más imposible y te convencemos de que es inútil olvidar; garabateamos a color tus lágrimas e ilusiones porque conocemos que ya no piensa en ti desde mucho antes de pensarte. Nadie piensa en ti con inutilidad, excepto los poetas inútiles. Apagamos las luces alarmantes de tus temores; y aunque tú permanezcas en tu miedo, el poeta sonríe y tal vez con cara de idiota, no lo discutiré, pues sabemos por experiencia de poeta que la vida está hecha para personas que sirvan para algo productivo. Los poetas contamos cada ave que traspasa los cielos de los regresos cuando se marchan a sus casas de origen, tan felices que desde tierra se escuchan sus cantos, mientras tú cuentas qué te queda en el banco para pagar tu prisión y es en vano hacerte ver que eres un preso muy feliz de tu cárcel útil. Pero es que los poetas nacemos para nada, en eso José Agustín tenía toda la razón. Somos unos inútiles. De la generosidad pasamos al altruismo y del malabarismo a las soledades, sin importarnos de qué materia está hecho el calendario que nos ubica en la inutilidad. Te damos la razón en todo, menos en la custodia de la codicia y la maldad; y nos sentimos alegres al comprobar que de nada sirve la sinceridad entre inútiles y útiles, porque el mundo que vemos está hecho a medida de los que sirven para algo. En vez de subirnos a los trenes que bordean el mar, preferimos verlos pasar con sus luces para desesperados. Y así, entre tanta inutilidad de poeta, yo voy agradeciendo a la vida haberme formado para ser una inútil, con la diferencia entre Goytisolo de que jamás concedo a la tristeza su duda persuasiva. Sonrío a la adversidad lo mismo que a la providencia, pues no preguntar qué nos depara la vida es una forma natural de ser inútil poeta. Y en esta garantía de que los versos y las Letras son el modo de transmitir la inutilidad, os agradezco de corazón vuestra lectura y seguimiento fiel a este Blog. Cada día más satisfecha de no servir para nada. Os deseo un excelente año 2013, especialmente rico en inutilidades muy necesarias…