sábado, 12 de junio de 2010

Sino un instante y un momento, de Marta Antonia Sampedro

De todos los caminos donde los asaltantes
rondaban mis balcones de magnolias rojas
con sus tijeras de podar poetas,

de todas las aguas donde ellos giraban
hacia mí sus ojos de burbujas apagadas,

de todo ello estuve lesa un tiempo
donde los vencejos señalaban
caminos de olivares donde lo amé
y sin embargo miré la luna negra
de los atardeceres del llanto oscuro,

quizás el maldito tiempo
de querer morir vencida
tenga la culpa del desánimo
que ahoga las palabras o las esconde,

dudo que fuese la lejanía
o mejor decir ausencia
de los seres sin luz
y el reflejo de su recuerdo
de fuerza y obstinación
pues ellos me avanzaron las historias
que quise vivir y vivieron un fin,

quizás estuve a tiempo de morir
miles de veces y reviví
y quizá nunca viva cuanto siento
o simplemente eso sea vivir,

de todos los sentidos de los vértigos
salí herida y digamos malherida
con piedras en la garganta
y mucho trabajo pendiente
a solas con el universo,

lo malo de los valientes
es que nunca nos cansamos
aunque el frente deje lágrimas
que lucen sus fuentes dulces
en la amargura de los limones
y la hoguera de los amaneceres,

y a pesar de todo una siente
con tan poco que incluso desnuda
se lleva en los chambergos
y en los sueños un suspiro feliz
y nos dice qué no somos
sino un instante y un momento.

(2010)

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