No entiendo de los demás
mi historia es ficticia igual que todo
comprendo mejor vivir bajo esa delicia
ver que el mundo tiene dos caras
y voy directamente a hablarles de la luna
cuya incógnita se refiere más a cuanto no vemos
pero esta es la que muestra para estar atentos
nací durante el día pero ahí estaba
percatándose de otro humano más
concentrados en ella el azul del cielo y el blanco
en días lluviosos el descanso
la luna fue en mi infancia espía de mi conducta
no tener que mirarla eran días de júbilo
y más de una vez advertí que no era buena
coincidiendo con el apetito de mis letras
por lo tanto nadie me hizo caso
sino el preciso para no expresarlo
comencé a sospechar en la niñez
que de noche seguía mis pasos
una estrella tres estrellas ¡ochenta estrellas!
y vuelta a contar porque su luz era molesta
los caminos tan seguros y allí estaba ella
en los charcos en los gallineros
en el quiosco en el castillo en los patios
y cuando no regresaba en días
aprendí a tener ilusiones no muchas
y aparecía en los olivares un fuego
la luna victoriosa de regreso
con los años comencé a espiarla yo
estaba sobre los tejados y los vencejos
en los partos de las vacas en los sembrados
en las mareas de los pantanos en las albercas
a nadie dejaba descansar la luna
en las mentiras en las verdades
en el brillo de los ojos en los ratones
en las bocas en las salivas de las guerras
hacia arriba mirando la gente las bestias
qué miran si es la luna
no cantéis derrotas
ninguna ventana dejaba libre
en las vías del tren en los cristales
acompañando a los barcos
en las flores y en el humo
maldita sea la luna
merece un buen curandero
después descubrí que el odio
tenía delicado fundamento
se prometían amor los enajenados
en las plazas ella mirando la fuente
en los campos ella jugando
y luego los veías por separado
la luna en las lágrimas corrigiendo
la luna en los suspiros moviéndolos
tomé la decisión de no incluirla
en textos amaneceres noches nunca
la luna qué asequible recurso me niego
comillas puntos espacios y ahí la luna
en retratos diccionarios sellos
siempre para salir al acecho
claro que a veces la consiento
si ando sola y no está la busco
entre las nubes asoma el rostro
de vidas alegrías cementerios
esa inquietud es la luna
en ce su forma o simétrica el opuesto
una infame mancha pálida
astrónoma universal de historias
que me recompone los textos
entonces me dicen odias la luna
cómo odiarla no se deja
por los barrancos de las cegueras
entre las lentes de los muertos
en las soledades de las tragedias
o en el corazón más inocente
ahí está la luna por si alguien quiere.
© Marta Antonia Sampedro Frutos
(Diciembre de 2016)
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