sábado, 24 de marzo de 2012

Fuente de antigua lágrima, de Marta Antonia Sampedro


Nada acabará con mi risa
formó la palabra en la mañana
con nubes blancas en nieblas
nadie reforzará mi alma
con dolor ni arenas pisadas
navega profunda y libremente
en la saliva de mi boca blanda
que es fuente de antigua lágrima
y verán mis enemigos
a los que ignoro sin querer
y me saludan amablemente
esperando a que mi risa caiga
que es imposible matar su llama
nada agitará las noches eternas
por muchos sueños turbios
que acudan a despertarme
fijando la hora roja en mis ojos
ni valdrá oro ni chatarras
esta risa que me vuela
cuando ya creyéndola ida
se despereza tras las tormentas
celebrarán cuantos esperan
a que yo sea borrada huella
mas no hay peor destino
que vivir la vida ajena
envidiando lo que no se tenga
por muchas vueltas
que el viento embriagado beba
nadie puede descifrar sus velas
aseguro por lo tanto sin fe y con ella
ante la firmeza de vida de mis años
que mi risa es propiedad y misterio
pero ni siquiera es cosa mía
pues de tanto intentar
terminar con su vida
con su principio y final vive
sin tenerme en cuenta.

sábado, 17 de marzo de 2012

Estancia de hojas, de Marta Antonia Sampedro


A mi querido hermano José Joaquín.
En su recuerdo.
                                                      
Hoy que miro golondrinas
que estuvieran quietas
para ser pintadas
las flores delicadas del membrillo
 y que nuevamente nacen
como otro año más
derramando plumas verdes
tranquilamente en la tarde
sus ramas finas y alargadas
escuchando que la vida parece
un dormitar de imposibles
y el frente de probabilidades
hoy que puedo escribir
estas sílabas que de añejas son ya
moribundas y resucitadas
hoy que no hace un día que naciste
sino el día antes de que nacieras
hoy pude tocar las hojas
donde escribiste tus poemas
relatos y novelas
con tu letra decidida
de sentimientos y de avisos
y cómo atravesó mi alma
que soñaras el sueño
que muchos años después
yo sonaría viéndote llegar
con luz blanca en noche oscura
hoy grité de dolor antiguo
sabiendo que es triste la vida
de los destinos unidos
que se separan irremediablemente
hoy comprendo que me pierdo
por los senderos del cariño
y hoy que te miro de frente
en tus obras inacabadas
se me va una espina partida
de la inteligencia más innecesaria
porque de todos los caminos
que nos vienen en la vida
ya los hicieron otros
armando sueños los vistieron
aquellos que nos quieren y guardan
y espantan a quienes nos hunden
con maleza y sin piedad
comprendo hermano
que ya no estás sino muerto
y que naciste mañana en Baños
como todas las mañanas naces
cada vez que me despierto
y no hay carril para continuar
comprendo que todo tu dolor
es un pasado que legas exhaustivo
y regresas en tus letras
golpeando ya un tiempo inexistente
para abrir los ojos y escarbar el miedo
donde no estás solo y no hay pupitres
recuerdo tu ironía ante la vida
en tus ojos claros en las risas
y recuerdo a Dios tu enemigo
por todos esos que lo usan como látigo
y que nunca volverán a marcarte
al margen de todo ello prescindible
y de todos ellos prescindidos
y de las farsas que te descompusieron
en tus tiernos años perdido
yo te veo llegar blanco y ligero
después de diez años
de verme tú en tus sueños de vivo
cabe no obstante como vemos
la posibilidad de seguir unidos
cada vez que despertamos
en nuestra estancia de hojas
así tranquilamente hermano
mañana que sin embargo es siempre.



domingo, 11 de marzo de 2012

Pulsera de estrellas, de Marta Antonia Sampedro


Siempre estoy cuando viene
a mis sueños que no duermen,
más allá de su luz, 
cercano de los días.

Vosotros le recordáis
que está muerta.

Era el mes de julio,
y una extraña nube
sobre tejado hundido
se abrió en aguaceros.

Ella ardiendo de vida,
y de vida quería su tiempo
sintiendo los sentidos.

Obrera de vosotros,
esclava reina de panal podrido
y miel amarga, queríais su muerte
para complaceros.

Os amamantaba
hasta sangrar los versos,
su alma agotada de recuerdos.
De sus pechos fluían besos
por un cuerpo que la amaba.

Era el mes de julio,
y la nube dirigió
cuanto de vida coloreaba,
partiendo hacia más nubes
sus latentes pisadas.

Una de las nubes
tierra fértil anunciaba:
la nube del Futuro,
fecundada de alegrías.
Simiente dulce y tierna
la nube de la Ilusión,
y la del Agua le abrió
pizarras húmedas
y canales por las venas.

Nieblas de humo,
tejedoras de sudario
otras nubes vinieron,
en cielos huecos del mundo.

Porque vosotros le recordáis
que está muerta.

Era el mes de julio,
el mismo en que naciera.
Antes de vosotros,
su vida partió de espigas
y jornaleros cuyos labios sujetaban
colillas apagadas de tabaco molido.

El mes de julio que segara sueños
a su padre dolorido en las eras,
con mujeres y hombres
que valían menos que bestias.

Vosotros le recordáis
que está muerta.
Al anochecer,
en su puerta publicáis
la esquela a tinta negra:
“No existe ella”.

Y en la madrugada,
nubes que de niña registrara
por su ventana se cuelan,
rescatándola de la pena
en balanceos de ayer
que al mañana despiertan,
ordenándole vivir, vivir siempre,
nunca muerta.
Las nubes de las Letras.

Saberse mujer que espera
y sueña.
Madre,
amante,
poeta,
obrera...,
o cuanto quiera ser
que no cumpliera.

Era el mes de julio.
Y al caer la tapadera
del ataúd que la lleva
echando la llave a la tierra,
vosotros dijísteis:
“Ahora sí estás muerta”.

Mas una pulsera de estrellas
venidas de la sierra,
giraba en su alma
de niña poeta.
Bailarina del agua.
Cometa de la pobreza.

Y no hubo más palabras,
sino que era el mes de julio
y no quiso morir,
por no hacer desprecio
a tan delicado regalo,
de su Nube Niñera.

Era el mes cualquiera,
cuando un jornalero
segando en la era, le dijo:
“Cuida tu letra, niña de nubes,
que tu padre la lea”.

Del diario de la autora "Cuadernos de Penélope" (2006)