sábado, 6 de octubre de 2012

Las cuentas de la desdicha, de Marta Antonia Sampedro



"Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre, y eso es lo que realmente somos".

  José Saramago.



Un día quise comprender
al vendedor de amor
adapté una maquinaria en mi corazón
y comenzó a caminar
a velocidad máxima
en mi alma una gran mesa de madera
de gran raíz y cara nobleza
ardía consumida sin problemas
me coloqué en los ojos etiquetas
de nombres importantes
que ni saben si mi nombre
tiene tilde hache o vocal
a pesar de verlos diariamente
-claro que en las noticias-
miré a todos los hijos
de todos los seres humanos
como quien planifica
productos financieros
que deberían devolver
el esfuerzo de escucharles llorar
cuando no eran sino criaturas
y lucirlos por las plazas
y en las reuniones de familia
como dos céntimos enormes
donde se depositan los futuros
mis manos eran dos comercios brillantes
de anillos y de valiosas pulseras
dejé mi palabra en manos de otra boca
que sin embargo iba conmigo
a todas partes
y comencé a mentir
hacerme al buen disimular
un andante martirio
incluso en alto rezar
el primer día me fue bien
tal vez fue la novedad
todo cuanto inventaba era creído
soy tan infeliz te necesito
el destino existe
tus manos hablan de ti
tenía a mi lado
a todos los desdichados
incluso me sobraban
y en el círculo de la mentira
se puede ser hasta santa
a la segunda quincena todo cambió
vi pasar a la persona que era yo
reía cantaba amaba
incluso dormía ocho horas
con esa estupidez que tienen los felices
de cuatro cosas y un plan
y fue cuando todas las noches
a eso de las 11,30 llama a la puerta
para que la deje entrar y le lanzo mentiras
y quiero comprarla con excusas
para convencerla de que dejé esa vida
de consecuencias de luchas
honestidad desamparos huellas
pero no hay modo de que se marche
y me muestra al Ché Guevara
para arruinarme la conciencia nueva
que tantos placeres me procura
y trae consigo poemas caducados
firmados con juramentos
que me echa bajo la puerta
de un hombre que aún camina triste
pero yo lo veo feliz hasta diría muy feliz
con sus bienes inmuebles amasados
soñando que nos vemos en el espacio
y duermo contenta sabiendo
que esto no es vivir
pero me va digamos que mejor
que todas las maldiciones tienen
a saber por qué razones
las cuentas de la desdicha
insistimos en que no se noten
y que alguna vez nos abandonen
pero las mentiras secuestran
en todas las calculadoras
especialmente a solas.

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