domingo, 8 de junio de 2014

Versiones de lo ajeno, de Marta Antonia Sampedro Frutos


Alguien pensó la catástrofe que representa
que cuatro patos sean la indigestión
de dos reactores de un avión boeing 747
que destroza cincuenta y veintidós vidas humanas
la nostalgia que vive un comercial
que esperando en una acera observa
el paseo de un hombre manco
paseando un perro cojo
y por cien vueltas que un reloj dé
alguien nunca llegue
la vida se escapa en esperas falsas
los niños encerrados
de la mujer que mendiga en la oficina
cincuenta céntimos para un pan
si todos sabemos que un pan vale treinta
para todos los que de momento no mendigamos
-pero callamos como enfermos que fingen salud-
qué piensa un estómago sin pan
el agobio de un jefe que tiene que manosear la mano
del poder político que avanza con su plan laboral antiobreros
alguien acaso sigue la pista de los patos huérfanos
de los que lloran las ausencias los engullidos inesperada
-trágicamente- las aberturas del maldito cielo
de las prostitutas que cobran a los cargos públicos
algo más que euros y silencio
y descartan el trabajo para la contabilidad
del frío de marzo de dos cerezos bajo las estrellas
a quién le importa lo ajeno
del suicida el color del ataúd o alguna cruz
qué importa el color de la madera en el fin del adiós
la marca de un trago del amargo páncreas
de un parado de larga duración
quién acaso le pregunta por su deneí de adhesión
cuántos patos eran la bandada en el cielo
total si eran sólo cuatro patos
contra un avión lleno de gente que viaja
alguien le preguntó a la cocaína que entra
en la nariz del camarero
cuántas noches quedan para el fin
el espeso tiempo que resta
para que una obrera sea la primera
para un despido improcedente
dónde están los patos que mueren
mejor dicho se rompen en quinientos despieces
en los motores de un avión
que nos dice que estemos contentos
alguien acaso lo pensó.



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