jueves, 17 de mayo de 2012

Lienzos de piedras, de Marta Antonia Sampedro


La anciana duerme tendida
sobre el equipaje que es sábana
derrotada está la estancia
y a colores pálidos las paredes
por los suelos derramados
me vienen recuerdos de guerra
sin haberla jamás vivido
la alcoba es sótano de llanto
de palabras que no sirvieron
las horas quemados lirios
en los rastrojos de tormentas
ella es una niña ya cansada
de imaginar ser la anciana
la despierto con el miedo
de que ya no viva
y que la guerra haya sido cierta
dejándonos sobrevividas
con todos nuestros limbos
sin las hortensias crecidas
pero me mira y sonríe
aunque yo no sea su hermana
por quien llora un rato en las auroras
sus ojos embolsados
de silencios y desesperanzas
abren la dignidad a la vida
y pronuncio su nombre
buscado como si fuese un niño
que en la noche no regresa
y si ya almorzó y no recuerda
la pena se me agarra
como un relámpago sin yemas
sin duda alguna evidencia
que por aquí pasó la guerra
sin que nadie escuchara bombas
sin que alguien sufriera heridas
sin documentos de vivir muerta
mas que la anciana que ahora
atiende a sus zapatos nuevos
y a las muñecas los muestra
-pasearemos una tarde de estas-
protegidas en el paraje
por sueños y por olvidos
de todos sus lienzos de piedras.



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