sábado, 19 de noviembre de 2011

En la imagen de ser sombra, de Marta Antonia Sampedro

Ayer apareció mi sombra
al fin había regresado
le dije dónde andabas
en los mares en las aguas blancas
en las puertas en las ventanas
en las calles en las plazas
en los árboles en las plantas
en los cielos en las nubes
en los tejados en las casas
mi sombra no respondía
a ninguna de mis palabras
dime qué tienes tan callada
una pena una lágrima
un silencio un olvido
un motivo un vacío
un futuro un recuerdo
un dolor un alivio
mi sombra no respondía
a ninguno de mis sentidos
y al verla pasear conmigo
la noche de la lluvia
le dio mi aspecto y mi estatura
y los pensamientos
que más se guardan
el olor de enero a octubre
los días que se fueron
la acera blanca que paseé llorando
en las horas dormidas de noviembre
y el único beso que retengo
se arrimó al fuego temblorosa
no tienes frío ya eres sombra
pero yo la ignoraba en su asiento
las sombras no desobedecen
el humo de encina y olivo
abría una lánguida llovizna
en las rutas de las lunas
cuando salí a pasear
con rumbo a las avenidas
sin paraguas sin botas
sin lentes sin ojos
sin papel sin tinta
sin voz sin letras
sin amor sin miedo
las calles solitarias y mojadas
eran espejos tenues de farolas
que iluminaban pasos barandas plásticos
me fascinó el mundo de la lluvia
en la imagen de ser sombra
y desde entonces comprendo
que no hay libertad sin comienzo
y camino con cuerpo o soy sombra
cuando llegamos a un acuerdo.
  

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