lunes, 6 de junio de 2011

Una piensa en el hombre César, de Marta Antonia Sampedro

Como Vallejo expresara
hay veces en la vida yo no sé
que una piensa el mundo seguirá loco
el mundo no ve de nuevo el pasado
la sangre de los pueblos tirada
como pelo de perros
el mundo ese barco perdido
lleno de interrogantes intensas
el mundo cómo puede ser
y un pinchazo como la espina de un rosal
revive las historias de los demás
de los acobardados a fuerza de hambre
pobres solos desamparados
que acarrean su agua diaria entre las arenas
mientras los que roban llenan sus bañeras
de perfumes extranjeros hasta de agua extranjera,
se mira el mundo arrinconado como una planta seca
de la que nadie espera más que la suerte ronde
y ni siquiera se piensa en la posibilidad de su no existencia
el mundo que rueda a más velocidad que naciera
el mundo que permanece bajo las humedades
de los insectos y las pobrezas
el mundo donde Vallejo inclinara su tristeza
como quien espera que todo sea mentira
y escribe incansable cartas a la verdad extrema
cuando la certeza es el hambre
y la caída de los barros invernales
te entierran las sencillas esperanzas
de nada sirven la escuela ni las pizarras
donde los niños aprenden
a leer la falsa historia de los pueblos
y a devorar un mendrugo como sea
entre mentira y mentira juegan sus ideas
y en las tizas se desarman a la noche
mientras sueñan que mejor no sueñan
y una piensa en el mundo pequeño
de las uralitas y las gallinas vivas sobre las mesas
y un día que todo cambia y lo comprueba
como el terremoto que no avisara
porque ya los gritos del pueblo
levantan en el Pacífico las velas
de todos los que no tienen miedo
una piensa en el hombre César
y brinda porque luchó a destiempo
con sus melancólicos poemas
y sus recuerdos en las cuestas
siempre pensando en los que mueren
sin que al menos los llamara la muerte
tocando en sus pobres puertas
entonces una ve claramente
que el mundo pequeño es de todos
incluso del poeta. 

No hay comentarios: