viernes, 24 de diciembre de 2010

Duraznos en la niebla, de Marta Antonia Sampedro




¿Y si Jesús, en vez de en un establo...,

hubiese nacido de madrugada,

en un puesto de duraznos en la niebla?






(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2010)

domingo, 19 de diciembre de 2010

Mucio y las nubes, de Marta Antonia Sampedro

Hay días en que olvido
mi propio ánimo sin verso
y en la sombra del invierno
pensando en Mucio regresan
las nubes que jamás preguntan
cuánto pesan los días por dentro,

dejo entre los dedos yertos
la convicción de las leyendas antiguas
donde uno es siempre uno
al margen de los vientos
y los nombramientos,

así voy de leyenda a historia
sin que me alteren los olvidos
o las nostalgias a los ruines
y sus coletillas adversas
con sus boletos de chinches,
porque pienso en Mucio
cada vez que quiero versos,

miro los retratos presentes,
de los que son incapaces
pues jamás lo fueron
de prestar su alma y menos aun venderla
a quien esclavo o libre pretendan,
y viene con ellos Mucio
dejando su brazo sobre la hoguera
por una lealtad a sí mismos
y un amor extraño pero amor
que por serlo ve sus rostros
en las paredes con sospecha roja,

y en la sombra del invierno,
sin más preámbulos que un sueño,
encuentro a Mucio el zurdo
podando sus nubes con fuego.

lunes, 6 de diciembre de 2010

La vida comprendida, de Marta Antonia Sampedro

Comprendo la vida

donde no hay silencio buscado

sino un canto de arroyos

abriendo las bocas de la tierra,

sobre las uralitas de la vaquería

estorninos fríos vuelan

junto a las torcaces de papel de aire,

vienen los perros a espantar olores

los mastines poderosos cruzan

el camino de La Tortilla

y sus mantas de húmedos algodones,

y la vaca muerta abriendo

por última vez su vientre

no piensa en dios o el amo

quizás en las nubes de diciembre

es de vida su mayor sensatez palpable,

las hojas de las higueras engendran

ciempiés quietos color piedra

dormidos en bostezos de lluvia y niebla,

comprendo esta vida inesperada en cielos

donde no hay respuestas ni sentencias

sino las voces perpetuas de las ramas

y sus reflejos en las acequias,

ignoro el tiempo que otros cambiaron

a una realidad que contra mí inventaron

sin que me toque mal pensamiento o recuerdo,

y comprendo la vida de este modo

el abaniqueo del sol escondido

donde nadie existe ni siquiera yo,

pasan los días en las nubes eternas

que me mostraron esta claridad verde y campo

desde antes de recordar que pienso,

y respiro profundamente el viento

de este Jaén hermoso

que limpia de materia absurda

cuanto fui anduve o pensé

antes de comprender la vida

en tantos años un momento.

(2010)