viernes, 13 de noviembre de 2009

Vía ocho, destino nieblas, de Marta Antonia Sampedro


Barcelona es un túnel
donde el mundo se concentra
en vías de sangre y maletas.

Los idiomas y sus rostros
que cada quien lleva
entre escaleras mecánicas
y puertas digitales sin dedos.

Hormigones y cementos
compañeros de un pueblo
de luces a consumo alto
apurando la crisis de las existencias.

Acude el tren y sus vértigos,
ese aroma abrumador
a soledad pendiente.

Temperatura exterior diez grados,
tren a Puigcerdá ilusiones bajo cero,
pasaje húmedo en las manos,
silencio con destino a los años.

Barcelona es un túnel pan de hierro
y paneles frenéticos sabor a rayos.

¿Adónde vamos todos?
A las nieblas de noviembre.

Sus andenes de óleo
donde alguien está ausente
y se hiela esperando.

Próxima parada la noche,
alguien en noviembre duerme.

Y pasan las nieblas
posando ángeles en los pies
en estos paisajes ya soñados
y estas ventanas de galería cerrada
donde los árboles son fantasmas blancos…

Tren a Puigcerdá, vía ocho.
Nieblas y ausencias.


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