sábado, 1 de noviembre de 2025

Monturas, de José Joaquín Sampedro Frutos

 

“Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie”.

 César Vallejo.

Cabalgando en monturas de hierro
Voy lanzando silenciosas maldiciones
Recordando extraños sucesos
Que me han traído a esta ciudad
Oigo gritos apagados que se pierden
Entre frías y oscuras callejuelas
Los gemidos de los hombres
Tan parecidos a los de las bestias
Gritan porque llegan
Oscuros barrenderos
Que limpian los sueños de las aceras
Gritan porque llegan
Oscuros barrenderos
Retiran la escoria del sistema
Amanece en la Rambla
Me guiñan el ojo las luces de los bares
Me guiñan el ojo sonrientes traficantes
Mientras que en el aire espeso de la noche cobriza
Se esparce el aliento de la muerte
Con enfermedades de tipo coronario
Con enfermedades cardiovasculares
Con enfermedades de tipo infeccioso
Con enfermedades, todas similares
Pese a que
Oscuros barrenderos
Limpien los sueños de las aceras
Pese a que
Oscuros barrenderos
Retiren la escoria del sistema
Amanece en la Rambla
Palomas tullidas en mil desamores
Africanos perdidos en el paraíso
Vagabundos que desmontan sus camas de la piedra
Yonkis solitarios tras su dosis matutina
Enemigos de la escoba
Huyendo del sol
Como sombras abocadas a un oscuro portal
Porque llegan ellos como un batallón
Trajeados de uniforme y con gafas de sol
De azul, de rojo, de verde o marrón
Con sus porras en ristre y su aire vacilón
Ellos son
Los oscuros barrenderos
Que limpian los sueños de las aceras
Ellos son
Los oscuros barrenderos
Retiran la escoria del sistema
Amanece en la Rambla.

 

Fragmento de la novela “Los estorninos”,

de mi querido y recordado hermano José Joaquín.

A su memoria y a la memoria de nuestros amados padres.

lunes, 27 de octubre de 2025

De hoja y de harina, de Marta Antonia Sampedro

 

Vive en tus días hijo

cumplimiento de ti mismo

y cuatro temas importantes

lo demás es todo un restar

el tiempo es una espiga

delicada y persistente

que hace de tu persona

cuánta tierra miras y atmósfera

no te espante nada

ni el color de la tormenta

o el páramo de una calma

porque hay veces algunas veces

que los ojos brillan

de misterios y alegrías

pero otras son la magnitud

de la entrega a la voz del miedo

a pesar de lo palpable

o tal vez por ello

finalmente tenemos la vida

con sus planos de recuerdos

y los parámetros irrealizables

que nos hacen cuanto pensamos

es decir cuanto sientes

nunca te dejes vencer

por los índices de otros

tintados de inquina

atiende a tu corazón y sus latidos

con sus prólogos y contradicciones

porque vivir no es más historia

que una sábana en la cuna

que a solas nos indica los epílogos

y entre un eclipse de encinas

nos despierta cualquier luna

con doctorado en geometrías

y sin la edad percibida

a la espera de un consuelo

tendrás que revivir las veces necesarias

tu supervivencia imaginativa

y los sonidos de tu risa de niño

y cuántos llantos evitó el amor

porque ninguna mano es igual a otra

y sin embargo unidas o alejadas

los pulsos laten juntos

nunca iguales bien es cierto

no olvides que la lucha de vivir

es la propiedad de las razones

no te importen los motivos

o sus arrogancias miles

siempre con hambre de adeptos

para reclutar jerarquías

y tantos sometimientos

y sé de hoja y sé de harina

un pulso para la lucha

y otro latido para amar

son dos tiempos compatibles

que nos forman de futuro

a pesar de tus ocupaciones

las maquinarias del mundo

serán  prioridades ínfimas

no vaciles nunca

pero ten tus excepciones

por ejemplo dejar que la duda

tenga cabida en los segundos

y sonríe siempre aunque llores

ríe siempre y procura

para que tu pulso esté contigo.


(C) Marta Antonia Sampedro Frutos. (8 de julio de 2012).

 De la obra de la autora "Estancia de hojas".

jueves, 23 de octubre de 2025

Los astronautas dormidos, de Marta Antonia Sampedro

 

En la vista no hay lunas

ni estrellas para mensajes

los planetas tan lejos olvidados

y la estación espacial del mundo

ha pasado varias veces sobre la lámpara

mientras se deciden ser ingrávidos

ellos los astronautas dormidos

bajo sus máscaras de oxígeno sienten

que el corazón es maquinaria esencial

y sonríen en la hora surrealista con letras

el miedo a amar se apodera del espacio

y asoma el silencio en la cápsula de los cuerpos

pero se acarician brazos desnudos y el cabello

los pies se entrelazan fríos

una lágrima paralizada en roca lunar

las miradas juntas a la ventana y el abismo

las memorias dispersas en nebulosas

dispuestos para soñar el tiempo

los astronautas dormidos a la espera

de que el cometa no los despierte.


(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2025).