Cuando los ángeles te avisan
jamás lo hacen que te llega el día
porque ellos no cuentan los días
sino los afectos
avisan por ejemplo
convertidos en grajos negros
que sus alas son invisibles
materia que te alimenta
son molduras de miel y ámbar
protegen de las desgracias
porque es desgracia la inocencia
y en la noche
-si es que hay farolas-
puedes verlos caminar tras de ti
-que eres fuerte-
siguen tu mirada
-aunque les des tu espalda-
y toman nota de tus lágrimas
los ángeles son conciencias
cansadas
que se resisten a vencerse
-a que te vences-
y luego te dejan en el sueño
con sus manos
-que son regalo-
con su espada
-que es verso-
los ángeles son matices
que invaden los cielos
con pronombres personales
que soportan tu cuerpo
y comparten tus mendrugos
-penas sin posesivos-
y se beben tus cócteles de arena
-cargados de impurezas-
para que nunca olvides que estás
solo
-naturalmente contigo-
te lo recuerdan y esperan
en la fuente de una plaza oscura
donde al verlos huyen
almas menguadas de espanto
por sus propias risas
los ángeles te persiguen a ti
-solemnes-
que sueñas
y quieren lo que tú sabes
-esgrimiéndote las voluntades-
que escribas.
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