martes, 9 de julio de 2013

El alma atrás, de Marta Antonia Sampedro


Nadie sabe qué es el alma
porque jamás nadie la vio.
No es materia mercadería
contrato ni emoción.

Va en los tiempos de nosotros.

Entre la sangre de las madres
se nos concede como el gemelo
que siempre debamos cuidar.
Y como el vacío más limpio
es su ausencia y abandono,
cúmulo de llantos en hoguera
tan frágil que se va.

Con su alma atrás quedaron
los que no pudieron con la vida
los que viven y ya renunciaron
a tener una guía inconformista
aquella que les dice libertad,
los que buscan su alma
para que arranque del recuerdo
sus llagas de cuartos oscuros
y genéticas que no sirvieron.

Deambulan con sus cuerpos
entre médicos astros amores
ruletas proyectos vanos
templos músicas y acordes.

Sus memorias quedan blancas
y en penumbra sus palabras.
No hay sol que entre sin alma
ni estrella que guíe una oscuridad.

Buscan su alma dejada
entre la tumba de sus huellas.

Con su alma atrás quedaron
los fusilados por el hambre,
todas las madres que murieron
en el día de la maternidad,
los hijos que nacieron
sin que nadie les asigne alma
entre los senos de una madre,
los obreros que desfiguran sus cuerpos
para que otros engorden sus ganados
a costa de sus sangres.

Los olvidados por sus memorias,
los que luchan para nada,
los que nadan en las ciénagas
cegados por las soledades.

A diario se les ve pasear
bajo las ruedas y los árboles.

Y nada les consuela
buscan tan amargos su alma.
Y aunque digan buenos días
ellos dicen en realidad
Ha visto usted mi alma,
se quedó atrás.


(C) Marta Antonia Sampedro Frutos (2008).

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