Hay poemas que tienen
su propia historia
y al ser escritos observan
los trazos del poeta.
Este
frío de verano
lejos
de tus besos
y
espinas en los labios;
estas
albas que observo
junto
a pájaros despiertos
anunciando
la proximidad mía
desde
un tren a tu encuentro.
Qué
helado estío,
mi
amor de los puertos y trigos,
estos
días sin tu cuerpo.
Este
frío verano
donde
amanecen los ecos,
las
músicas solas
en
los truenos del campanario,
bostezos
del jardín regado,
alfileres
del abeto a la espera
de
un primero de año.
Sonando
el tiempo sus pasos,
puñados
de momentos y te veo.
Caminan
las nubes
y
esas lunas charlatanas
adormecen
tejados
(se
bañan en el Ter;
iluminan
piedras industriales,
patos
deformes
y
residuos humanos).
Te
envío palabras
que
llevo de la mano
desde
que te amé
(es
decir, tan temprano...).
Sílabas
independientes
por
quienes respondo
a
causa de esta fe azarosa
al
coraje del vocabulario...
Este
frío del verano
derramando
en Singapur
las
huellas
de
tus brazos cicatrizados,
este
rocío de mi sed a tu fuente
y
los pétalos abiertos
de
nuestros años.
En
estos vientos callados
tus
besos desparramados
vuelan
hasta los Pirineos
más
cercanos.
Frente
al poderoso Montseny
mi
vida es
en
este adentro mío
quien
yo me siento ser.
Y
aceitunera tuya soy.
Con
Jaén en mis venas
los
rebusco y hallo,
recurriendo
al tiempo,
el
mismo que espanto
lejos
de tus pies sanados.
Porque
a contraviento de mujer
con
mi ser te amo...
Reunidos
a mi vera son,
cada
uno colocado
por
mi desorden alfabético:
B,
de beso encontrado,
A,
de amor que te debo,
D,
y ese deseo que te siento
Con
corazón despierto,
y
en la Zeta
jugando
se
desparraman
como
chiquillas corriendo.
Y
vuelves a las albas
con
tu voz ceceante,
tan
lejana que temo
no
me busques
por
los cerros
de
tu cuerpo.
Y
quedar mi alma plasmada
en
el jardín escarchado,
un
café a solas con la tinta,
mil
cigarrillos rubios
de
tu pelo,
y
esta brisa de montaña
sin
filtro de manos y uñas.
Ser
hoja sobre el Ter
en
búsqueda de tu piel,
césped
arrasado a medida
de
estos largos inviernos.
Un
lamento de reflejos
del
pasado,
sin
expresión palabra
perdida
en diccionarios.
Rescátame
del tiempo frío.
Llévame
contigo
adonde
tus noches
sean
conmigo.
Dime
que tu pensamiento
es
calor recogido
en
mis orillas tranquilas,
donde
a lo lejos
se
escuchan cantos
de
la tierra
que
erizan el vello
de
las encinas.
Lloverá
sol robado,
nevarán
besos
de
los labios
amnistiados.
Y
Singapur quedará
en la Ese de sola,
en
un libro
que
nadie escribiera nunca.
Te
envío palabras
que
llevo de la mano...
Roda de Ter, Agosto 2003
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