Deja pasar a
las nubes
donde eres
ojos de sábana
y no olvides
en tu equipaje
un
diccionario de las noches
para
encontrar las definiciones
de las
palabras que no escuchas
y sabrás cómo
se escriben
los recuerdos
que agonizan
y el honor
que perdiste
en los
perdidos entre relojes
verás
lentamente que tu piel
es luna
ensartada en los iris
la fugacidad
extrema de ti
que serena tu
miedo a la muerte
y te
visitarán los días que fuiste
bajo la
sombra de los árboles
sentirás que
poco importa
excepto la
noche de almendras
y del ruego
de los moribundos
a tu
existencia que maldecían
un susurro
solicitará
que los
pantanos del cielo
sean mares
para un fin
y en el
hospedaje inmenso
donde en
origen residen
las sendas de
los silencios
no quedará
rastro de lágrima
porque para
ahogarse
tan sólo es
necesario
un sorbo de
palabra y estar vivo
llévate al
sueño tu reflejo
hacia las
nubes que oscilan
en el
precipicio más callado
invadiendo tu
mundo
que de ínfimo
es invisible
y siente bajo
tu rostro
que la noche
es de nadie
porque
derrama tus ojos
en las nubes
del sueño
absolutamente
de nadie.
©
Marta Antonia Sampedro Frutos (2013).
De la obra “Estancia de hojas”.
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