La vida está en vilo
une la silueta
de una golondrina
volando sobre la hierba
ante la figura de una nube
que se marcha en lentitud
hace coincidir
la mancha negra
de una oveja blanca
con la blanca mancha
de una oveja negra
el lugar exacto
de la fusión del tiempo
y así en la tarde
con la vida en vilo
dos almas se dicen
exactamente con dos pulsos
te quiero y te amo
coexisten las sílabas
de las manchas
y todos los ecos similares
hay en las voces calladas
una conjugación estricta
no cabe duda
en la vida rara que asombra
y así el metal de las jaulas
coincide con la rama
donde el pájaro cree soñar
el mismo sueño que escapó
y afines a la nostalgia
un avión no está en mi pelo
sino en la horquilla de tu cereal
y acaricia las estaciones
de las cuadras prisioneras
donde las vacas lloran
el tiempo preciso
cuando sus crías las llaman
y aún no se ha inventado la
piedad
y tan vista queda la vida
en todas sus rarezas
que parece que el cielo
se nos cae encima
creando un punto idéntico
al campo arado de las cebadas
excepto en el color
que es lo de menos
y siento que la vida
es inocente puntualidad
en la sombra que la tarde
confiere
todas las coincidencias
se arremolinan en la tarde
y son idénticas
digamos por lo tanto que iguales
o que da igual
la cortina blanca una luz de tu
noche
las flores heridas alas que
reposen
y en calidez de las ramas
pueden sentirse los diálogos
que no son palabras
sino la vida en vilo
de modo que no somos nombre
sino cuerpo de adentro
identificándose en el otro.
(C) Marta Antonia Sampedro Frutos.
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