domingo, 2 de mayo de 2010

Historia-breve-de la felicidad, de Marta Antonia Sampedro

A Catalina Frutos García, mi madre.


Hay veces que soy feliz deprisa,
cuando paseo por las calles sola
y me digo en los silencios

todo pasa tan rápido...

Aquellos que nos dormían
en sus más hermosos brazos
en sus tiernas melodías
y ahora son mayores y sin embargo
hay días en que pienso
que sus ojos no han cambiado
menos aun sus sonrisas,

qué sería de mí
si no hubiera tenido madre,
y por lo tanto identifico
el amor materno en mis hijos
hasta cuando se enrabian conmigo,

mi madre cantaba en el Rumblar
lavando ropas de familia numerosa,

esas coplas andaluzas
en la voz de mi madre
siempre quedan en mi memoria
como el mejor bautizo en aguas
de los cerros más antiguos del pueblo,

Nina, canta Los Campanilleros,
Las Campanas de Linares,

mi madre y su voz
esa fue mi luz primera
por suerte en la vida,

desde al alba al anochecer
mi madre siempre está conmigo
en los recuerdos de los tiempos,

en cada planta y en cada eco
está la voz de mi madre,
desde Sierra Morena a los Pirineos,

no importa la distancia,
el trasiego de los años
porque la luz primera es la guía
de los mejores sentimientos.

Hay veces que soy feliz deprisa,
con sólo recordar el milagro
de saber que la felicidad
es brevedad eterna y sencilla,

y que aún estoy a tiempo
de cosechar futuro
recordando el amor de mi madre,
aquella que canta coplas andaluzas
por todos los senderos.

2 comentarios:

felipe dijo...

Tu madre se sentira orgullosa de tener una hija asi

CUENTANUBES dijo...

Gracias, Felipe.
Pues claro que se siente orgullosa; el orgullo de las madres por los hijos, es muy importante para seguir con los proyectos de mirar bien la vida y seguir adelante. Y el orgullo de tener madres valientes y buenas hace de nosotros personas de bien.
Saludos.