A mi abuela Antonia
Tuve de niña una muñeca
llamada Abuela
esa muñeca no andaba
pues ya había andado
toda una vida
ni la muñeca quería
ser ya nada
porque de nada valieron
sus sueños
nunca supo escribir
nunca aprendió a leer
esa muñeca era mía
me llamaba por la noche
y a todas horas
decía mi nombre
porque mis manos
eran las suyas
y mis pies sus pies
hasta mi nombre el suyo
tuve de niña una muñeca
llamada Abuela
nunca pude adivinar
de dónde salieron
sus narraciones nocturnas
-del trabajo-
sus recuerdos
-del amor-
todos los días los repetía
-los sueños que fueron nubes-
y las figuras de las palabras
pues parece que siempre cambian
en el analfabetismo
y se mudan cuando quieren
mi abuela era mi muñeca
y tal vez yo fui la suya
el caso es que ambas
nos dimos un mundo
más figurado
y nunca fuimos algo
pues siempre éramos todo.
Marta Antonia Sampedro Frutos
Julio de 2014
2 comentarios:
Los niños que se crian con abuelos en casa tienen unos recuerdos especiales, como especial es esta entrada dedicada a tu abuela.
Un beso muy grande, tan grande como la almena gorda.
Querida amiga Encarna: Somos especiales, también, porque aprendimos a serlo a través de nuestros mayores. Un fuerte abrazo, tan grande como El Rumblar.
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