Se dice que ya no hay locos, que la sociedad se ha
acartonado, tan cuerda que parece reciclada de otras culturas presuntamente
correctas, le digo a mi amigo Rafael González Carod, que, como siempre, pasea
tan sonriente por Linares impecablemente vestido y mimado por su esposa, y
contesta, anda ya, pero si hay locos a montones, que no, Rafael, de la buena
locura, ah, pues entonces sí, la gente parece tan estirada que la sociedad anda
rancia, que yo pinto desde siempre, llevo la tinta como mi sangre, escribo
hasta el diálogo de las nubes si se me ponen lánguidas, compongo música de la
buena, y como tengo esta alegría no me importa qué diga un pamplinas, ahora hay
mucho artistilla estirado que más que artistas parecen contables, a ver,
Rafael, haga un esfuerzo y deje de sonreír dos segundos, no, no puedo, me
supera la locura del arte, entonces los locos estamos en extinción, sí, eso,
hija, bichos raros, mamuts de la pintura, fósiles de la poesía, arqueología de
la música, donde el macarena y el bulería son iconos de la cultura, que ya
cualquiera dice soy artista porque gano tanto y conduzco un cochazo... Y adónde
va usted con esa carpeta Rafael, pues a regalarle estos dibujos a una amiga que
a Dios las gracias está tocada del ala, míralos, cuidado que no se mojen...
Vaya obras de arte, si es la
Estación de Madrid, y este otro la Plaza de San Francisco, el
Paseo, un Cristo de..., y este con..., es usted un pedazo de artista Rafael,
pero no se los ha dedicado, no importa, mujer, hay tanta confianza que ella
misma se los dedica, tiene mi autorización de artista, y le coloca “de parte de
Rafael, que esto me lo ha regalado”, yo es que no tengo tiempo para nada, pues
lo veo razonable, Rafael, dentro de la locura artística, sí, no importa lo que
se diga, todavía quedamos unos cuantos socialmente incorrectos, privilegiados
con este don, y cómo anda usted de salud, pues de salud ando regulín, mis
huesos tienen tantos años que porque soy artista fino y está lloviendo, que si
no nos echábamos un baile ahora mismo si alguien me sujeta el paraguas, pues
muy bien, Rafael, lo puede usted dar por echado, que para eso están los
artistas, para dar las cosas por creadas sin moverse de sitio, bueno, que me
marcho, te veo muy bien, te sienta bien la segunda soltería, gracias, y usted
tan elegante como siempre, ay, ojalá, un besico Rafael, y dos guapetona, pues
adiós, ya te iré a ver, cuando quiera y recuerdos a su mujer... Y con la bondad
que emana la locura de un artista, puede sentirse que la vida tiene arreglo,
porque ninguna sociedad puede avanzar, cuerda, sin ellos.
Linares, 2006.
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