Soy con ellas materia de bajo cielo
rastro activo de estas calles
que parecen destinarme en huellas
a sus piedras y mensajes
a veces por un imposible soñar
veo las mismas nubes
con sus balcones y sus ganchos
para los muebles viejos
las nubes que me siguen lentamente
e incluso diría me persiguen
y me esperan en los bancos
en su abrir de ilusiones
abriendo su agenda de vientos
con sus palomas y sus amistades
deambulando por las aceras
con destino de personajes
voy bajo los días y las noches
con la suerte y sin la suerte
porque la materia de ser poeta
es un paso que se extiende
en un barco de amaneceres
incluso en tierra de olivares
y pozos con algas verdes
soy como diríamos
en obrero sentimiento
y con la sonrisa del jefe
un verso muy andante
sin más caudales de pergaminos
que una ruleta de vocabularios
y este manojo de llaves
con referencias y colores
pertenezco al bajo cielo
sin que alguna vez caiga un rayo
que me recoja en el descanso
y me pasee libremente en los ocasos
en resumidas cuentas soy
la obrera de los pies hartos
que nunca mira atrás
excepto en pequeñas neblinas
por ejemplo ayer planifiqué
un sueño para las 2,15 a .m.
y al ser propio llegó antes
-todo se hereda, indiqué a las nubes-
soñé que tres muertos respiraban
y con urgencia rebusqué motivos
el teólogo de turno salvó las dudas
todos los muertos respiran eso es morir
y se desvaneció tras la sentencia
aunque sin incienso ni azufre
y sentada con las nubes ateas
en los bancos del centro
calladas igual que colegas de los días
y la resistencia más honesta
pasearon tan blancas y lánguidas
un amor muerto
-en el techo-
un hermano vivo
-escribiendo-
un padre vivo
-besándome-
el mundo a veces no es exacto
en los sueños concertados
y los dioses ateos lo impidan
y así tan libres
del reloj solar precisado
el cronómetro obrero se llevó
el tiempo vivo presente
y sólo quedó futuro
tan imperfecto
que nos tranquilizó
y una pared blanca
justo en frente de los bancos
reflejó el resultado del sueño
y seguí mi camino
con las nubes por las calles.