Amanece en nieblas febrero
con sus nubes de caídos abalorios
reposando en los árboles dormidos
sus lenguas blancas de aliento de cielo,
permanecen los silencios del tiempo
como si jamás antes de hoy vivieron,
y nadie canta mientras no dirija Helios
y febrero indique promesas o juramentos,
los patios esperan tímidos
junto a las bocas de los fríos pozos,
se vencen las hogueras de la noche
en las cenizas de los olivos y los cuartos,
y el fuego vuelve a la nube
y la nube lo arrebata lejos,
mientras guardan su canto
palomas silvestres y gorriones urbanos
de lilas y de acacias
febrero arrulla témpanos
ajeno a presentimientos vanos,
porque en las paredes blancas
no hay sombra que no muera
en las nieblas de febrero,
y como cal ennegrecida
en los ojos del ensueño
se marchita el mal recuerdo
agonizando dolor y duelos
que de cierto no existieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario