domingo, 10 de mayo de 2015

Luz al este, de Marta Antonia Sampedro


En los brazos agotados

los vientres rebuscaban

los destinos perdidos

y ninguna figura quitaba

las uñas y unas hambres

la noche que era una manta

de condimentos amargos

entre las albas que caían

avanzó al corazón del agua

señalando todos los caminos

de los precipicios personales

y en el grito de las espumas

perplejos de abandonos

los dioses extraños y conocidos

en todas las lenguas ahogadas

dijeron nuestros nombres

que dejaron de ser de alguien

y sin luz al este aceptamos

el silencio del mar.